sábado, 4 de diciembre de 2010

46 Olas, viento y mas Kalashnikov!

Tras la jornada de reposo en Takhek, tocaba de nuevo montarse en las piraguas, que por cierto, cada vez se hace mas duro montarse en ellas tras el día de descanso. Una zona ensanchada del río, con una ligera corriente, que se agradece bastante, después de varios días de calma, nos daba la bienvenida al Mekong.


Teníamos previsto llegar a Savannakhet en dos días, donde aprovecharíamos este sitio turístico, para comer algo y tratar de buscar algún lugar donde acampar en las cercanías.
Pero todo no iba a salir tan rodado como lo planeado. Las aguas, rápidamente dejaron de llevar esa pequeña, pero que tan importante para nosotros, corriente y para colmo nos quedamos varados en las proximidades de un pequeño islote. Resulta que las arenas de ese islote se extendían unos cuantos metros en su periferia. El caso es que la profundidad era tan escasa que no podíamos seguir remando y tratamos de retroceder un poco, pero se conoce que hasta donde llegamos era una especie de canalillo, que no pudimos volver a encontrarlo, con lo que nos tocó caminar un buen rato hasta llegar a aguas un poco mas profundas.
Parecíamos Moisés caminando sobre las aguas! Fue un momento gracioso y curioso, pero que supuso retardarnos en nuestra previsión del día.


Decidimos parar en una islita que había frente a un pueblo de Laos. La arena no estaba del todo seca que se diga, pero era muy tarde, con lo que no íbamos a perder mas tiempo buscando el mejor sitio. Por suerte había abundante leña como para hacer unas buenas brasas.
En el momento de encender el fuego, de nuevo aparecen 4 tipos, dos de los cuales con Kalashnikov. Por suerte nos hablaron en Lao, ya que creíamos que estábamos en Tailandia, lo cual, sí hubiera supuesto un gran problema por no tener el visado Tailandés. Otra vez enseñar pasaporte, explicar de donde veníamos, a donde íbamos,… Nos dijeron que nos teníamos que marchar o eso entendíamos, ya que no tenían mucha idea de inglés. Me pasaron de nuevo con un tipo al teléfono. Este hablaba un pelín mas inglés, pero no mucho mas. Me decía que nos teníamos que marchar inmediatamente. Cuando le pedía explicaciones, no me decía nada y me repetía lo mismo, que no podíamos estar allí.
Tras un rato tratando que me explicara el problema, dar por terminada la conversación y volverme a llamar, me dijo que era un secreto! Ahora la nueva escusa es que es un secreto el no poder estar allí. El fuego ya estaba listo para empezar a cocinar y como llevábamos mucho rato ya con el temita y estaba cansado, le dije que cenábamos y que nos marchábamos de allí.
El tipo aceptó, pero los otros cuatro, se quedaron allí esperando. Por suerte la cena tardó mas de lo previsto y se conoce que los guardianes del secreto, se rasparon de estar allí, con lo que encendieron el motor del bote y se piraron.
Cuando terminamos de cenar, viendo que no volvían los armados y que no habría ni secreto ni nada, sino que no tienen otra cosa mejor que hacer, que hacer ver a los guiris que tienen un sistema policial de seguridad en piraguas explosivas, de guardaespaldas de turistas y protección de secretos impecable, decidimos montar las tiendas y sopar allí.
Esta noche, la luna empezó a estar considerablemente llena, lo cual, a pesar de darle un encanto a la noche, nos facilita la visibilidad durante la fase Argiñano, es decir cocinar y además nos ayuda a ahorrar pilas del frontal.
No vino nadie en toda la noche y dormimos como ceporros, cosa que agradecimos a aquellos incompetentes en cuanto a tema de protección de secretos se refiere, por no venir a comprobar si seguíamos allí o no!
Al día siguiente, llegaríamos a Savannakhet, previamente avisados por otro puente de la amistad entre Laos y Tailandia, según indicaba el mapa. Cada vez que sabemos que, al ver el puente estamos cerca de destino, se nos hace eterno ese día. En todas las curvas pensamos que en cuanto giremos, vamos a ver el puente, pero nunca aparece. Para colmo, estos días tienen también en común una extrema calma de las aguas al principio del día y un viento fuertísimo al medio día. Esta vez el viento, incluso hasta levantó en un tramo de unos 3 kilómetros un oleaje considerable. Parecía que estuviéramos en el mar en vez de en un río. Incluso hasta terminamos un poco mareados.
Sobre las 14:30, divisamos por fin el dichoso puente, seguida de una sonrisa de oreja a oreja por parte de ambos. Jamás hubiera pensado que ver un puente me provocaría tal alegría!


Aún así, desde que lo vimos hasta que llegamos a su base, tardamos como una hora y media. Ya era bastante tarde, con lo que en poco tiempo iba a atardecer. Después de comprobar que acampar en las cercanías de un pueblo, no es nada aconsejable, a no ser que seas un amante de las AK 47, decidimos probar suerte en un templo. No nos hicieron mucho caso y nos negaron hospedaje, no se si por que estarían en obras o por que se trataba de un sitio turístico, donde podríamos encontrar alojamiento, el caso es que bastante tarde, nos pusimos a remar de nuevo. Decidimos parar en el mejor sitio que pudiéramos para bajarnos y buscar alguna guest house.
Encontramos el sitio ideal. Un restaurante flotante, donde amarramos los botes y subimos por la parte que da al agua, para sorpresa de los camareros. Les hicimos tanta gracia con nuestras pintas y aquella aparición, que no nos pusieron pegas para dejar las piraguas allí amarradas durante la noche.


Bien descansados, por haber dormido en camita y haber cenado y desayunado en condiciones y sin la molestia de hacer fuego, limpiar los cacharros, recoger,… otra vez, a las piraguas.
Poco hay que contar de estos días, pero gracias a Donceles y una nueva Doncelada, hay algo que contar. Cuando llegamos a ese restaurante flotante para montarnos en las piraguas, después de montar todo, de repente Martino se empieza a cagar en italiano.
 HA PERDIDO EL REMO!! Se conoce que no lo dejó bien en la piragua y el viento o algún golpe contra la estructura, tiraría el remo al agua y la corriente haría el resto. Menos mal que mi piragua era doble y tenía dos remos, que sino,… Bueno, y menos mal que no tiré el remo como decía Martino, porque no lo necesitábamos, pero por si acaso,… Y mira tú que bien le ha venido!
Ese Donceles, que sería de este blog sin ti!!


Como siempre, playitas estupendas,…


… sitios increíbles donde pasar noche …


… y una increíble luna llena!


Al día siguiente, entramos en una zona un tanto extraña, las rocas que veíamos, nos recordaban a las que veíamos en la zona norte, antes de entrar en los rápidos. Efectivamente, entramos en una zona de aguas un tanto movidas. Lo único que esta vez, no eran rápidos lo que oíamos, sino olas! Fue tarde cuando vimos que eran olas, pero una vez entrado en una de ellas, comprobamos, que son menos peligrosas que los rápidos e incluso son hasta divertidas. No tienen el peligro de los remolinos y en cuanto entras en una serie de estas olas, las pasas en un momento y sin problemas. El único inconveniente es que nos entra mucho agua, ya que las piraguas están abiertas y no siempre pillamos de frente las olas.
De modo que en cuanto pasamos las zonas de oleaje, tenemos que buscar alguna playita para vaciar el agua de las piraguas.


Ahora procuramos no pillar estas olas, porque al final es un coñazo andar parando cada rato a vaciar el agua. No penséis que son unas olas terribles! Son olitas que tienen bastante fuerza y no implican mayor peligro, las grandes, que de vez en cuando vemos, ni las miramos casi, por que en esas si que si te metes, posiblemente no salgas!
Después de un día de aguas moviditas, con algún momento de tensión, sobre las 15:30, llegamos a una zona preciosa. Como la corriente nos había sido favorable y habíamos avanzado bastante, decidimos dar por terminada la jornada y buscar zona guapa de acampada y con abundante leña a poder ser.


Una luna increíble y un buen fuego, hicieron el resto para que el día terminara de la mejor manera. Pasta con patatas, zanahoria, huevo y tomate y para la cama!
Ah! Y por cierto, de postre, plátano con NUTELLA!!!


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