jueves, 19 de agosto de 2010

15 Choconudo!

La llegada a la antigua capital, no pudo ser mejor, antes de ir a buscar guest house, a comer PIZZA! Afortunadamente la susodicha no defraudó, así que en reiteradas ocasiones repetimos establecimiento. Luang Prabang es increíble, no es mas que un pueblo, de estilo colonial, muy bien conservado y de una tranquilidad mágica. Te puedes tirar horas en la calle principal sin hacer nada pero tremendamente a gusto, desayunar a orillas del Mekong disfrutando de su majestuosidad, visitar los templos que hay dentro del pueblo, ver el museo nacional o tan solo pasear por sus calles es de lo mas agradable.



Pero lo que mas nos gusta es que está lleno de puestecitos donde te dan crepes de Nutella por un euro y que están que te mueres (nos los comíamos de dos en dos). Nos pusimos las botas a Nutella y siempre en el mismo chiringuito, donde ya la tipa en cuanto nos veía tomar asiento se ponía a prepararnos los crepes sin decir nada.


La verdad es que no hicimos demasiado, relajarnos y comer a discreción. Al día siguiente de llegar, fuimos a ver una cueva en bici, que está a unos 27Km para no perder la costumbre de pedalear. Lo curioso de esta cueva, es que a pesar de estar un templo pequeño en su interior, se encuentra en un acantilado a orillas del Mekong.




La cueva la verdad no es que fuera gran cosa, pero el camino de acceso a orillas del río, sin alforjas, por pista de tierra y con la constante visión del valle del Mekong hicieron de esta una salida muy gratificante, a pesar de haber hecho casi 60Km en nuestro día de descanso.




El segundo día, se paso enterito lloviendo. No nos importó pues en la guest house se estaba de vicio en la terracita viendo llover y jugando al Chinchón. Aprovechamos para acicalarnos para estar guapos y así poder hacer el guiri en condiciones por Luang Prabang.




Parece ser que esto de las camisetas de flores se está convirtiendo en una tradición y condición indispensable para ciclar por el Sudeste Asiático.


Después de dos días de zanganeo, una puesta a punto de bicis y bien de Nutella en nuestros estómagos ya que posiblemente no volvamos a probar estos vicios en mucho tiempo, prendimos la marcha hacia China.


Tres días nos separan del gigante Asiático y no podíamos empezar mejor, lloviendo y con el chubasquero puesto por primera vez, ya que se sentía fresca la lluvia sobre nuestra suave y delicada piel. Vamos que hacía fresco!


 Atención a la espontánea de la foto, por si no os habéis fijado cómo se protegen aquí de la lluvia incluso hasta en moto! La próxima vez nos pillamos un paraguas!


A pesar de dirigirnos hacia China por la zona montañosa de Laos, este primer día no nos tocaban grandes subidas. Al de pocos kilómetros nos encontramos con un tipo Malayo que venía en bici desde Malasia. Nos dejó flipados con su bici, el tipo iba de lo más cómodo en su butaca!




Lo más significativo de esta etapa fue la parada obligatoria, pues Eneko, por segunda vez, pinchó. Eneko 2-0 Mantu. Por suerte ya había dejado de llover y pudimos reparar el pinchazo tranquilamente y con unos refrescos.




Como siempre por estas zonas, no te puedes fiar de lo que te dicen y al final siempre acabas subiendo algún repecho a pesar de ser supuestamente llana la etapa. Pero las vistas que te brinda la altura, tienen su recompensa, pues puedes apreciar la frondosidad verde del valle contrastando con el marrón característico de estas aguas.




Para ir acostumbrándonos al entorno chino, en Pak Mong, nos alojamos en una guest house china. Para no herir la sensibilidad de la gente preferimos omitir las imágenes del cuarto de baño comunitario. Pueblecito enano, sin nada que hacer, con lo que para las 21:45, ya estábamos dormidos, gracias a lo cual levantarse a las 6:30 no fue nada duro.


La etapa para llegar a Oudom Xay se presentaba dura, ya que había que subir 2 puertos de montaña. Y ciertamente así ha sido, desde el minuto uno no hemos parado de subir. El primer puerto nos ha costado 2 horas y media y el segundo ni lo hemos mirado, pero un huevo también.




Curiosamente a la hora del hamaiketako (almuerzo), no encontramos donde nos sirvieran unos noodels o arroz en ninguno de los pueblos por los que pasamos. Menos mal que ya veníamos cargaditos de Luang Prabang y nos pusimos las botas a CHOCONUDO! (Choco Duo, tipo Nutella, de choco blanco y negro, pero cojonudo!).




Por esta zona la carretera deja mucho que desear, está infestada de baches, debido a los numerosos camiones que entran desde china para su ruta comercial. A Laos no le interesa arreglar las carreteras fronterizas con China para hacer como una especie de bloqueo comercial por los precios competitivos que el gigante Asiático somete a Laos. Si a China le interesa tener buenas carreteras para su entrada comercial, es este quien las arregla, de ahí que en ocasiones se ven tramos buenos de carretera y sobre todo algún que otro puente.


Las subidas son duras, y lo mas bonito de las subidas, que son las bajadas que luego vienen, en esta zona no se pueden disfrutar por el estado en que se encuentran. Cuando no son baches, son tramos de pista con grandes piedras, sino desprendimiento de tierra y sino alguna vaca o búfalo de agua sueltos. Es por ello que al de 8Km antes de llegar a destino, Mantu se da cuenta que su parrilla delantera se ha partido por el tornillo. Putada porque la parte roscada se encuentra dentro. Por suerte, después de comer, dejar las cosas en la guest house y dar unas cuantas vueltas, el problema se solucionó. No hay nada que una buena soldadura no solucione!




Mañana CHINA!!



lunes, 16 de agosto de 2010

14 Todo lo que sube baja


Después de haber hecho el auténtico “guiri”, volvimos a coger nuestras compañeras, las bicicletas, para dirigirnos hacia Luang Prabang, antigua capital de Laos. Mantu ya lo había hecho al revés y lo pintaba bien negro, pues recordaba las pedazo subidas y bajadas que nos esperaban. 240Km nos separaban de la antigua capi, pero lo haríamos en 3 días debido a la orografía del terreno.

La primera jornada no se presentaba muy dura, tan sólo al final tendríamos que subir unos 15Km de ligera pendiente, para terminar en un precioso Resort a orillas de un estanque y con una cascadita de aguas termales. Así que motivación no nos faltaba. Como no se planteaba dura la etapa, salimos un pelin tarde, después de pegarnos un buen desayuno mientras veíamos “Padre de Familia” tirados en las butacas del restaurante (que grande es Vang Vieng).
Rápido llegamos a la zona montañosa, que indicaba casi el final de nuestra etapa y el principio de nuestro calvario, que nos traería la zona montañosa del norte de Laos. Perseguidos por un monzón catamos los primeros 15Km de subidita hasta el Resort.

Con los calores y humedad que hace por esta zona, la verdad es que aceptamos casi siempre de buen gusto las “gotitas”.

Llegar y gozar. Este lugar es paradisíaco, rodeado de multitud de montañas, se encuentra un pequeño Resort, de escasos 5 bungalows, pequeñitos y muy coquetos.

A parte de las preciosas montañas que te intimidan nada mas salir a la terraza, enfrente tienes un pequeño estanque alimentado por una bonita cascada donde poder darte unos masajes de agua y encima de aguas termales! Nada mas llegar, lo primero bañito, pero para nuestra sorpresa, las aguas no eran termales!! En la estación de lluvias, nos contaron, que al haber mas caudal de agua, esta se enfría y no sale calentita hasta octubre-noviembre. Aún así el bañito en este paraje se sale!

El resto del día, lo dedicamos a comer, jugar a cartas y empalmarlo con la cena sin movernos del lugar. Prontito a la cama ya que al día siguiente nos esperaban 100Km con 1.800m de desnivel en dos suculentos puertos de montaña para llegar a Kiukachan (uno de los pueblos mas altos de Laos).
Al día siguiente, con pena y un gran desayuno nos despedimos de aquel paraje, para enfrentarnos a la dura realidad. A las 8:20 comenzamos a pedalear en una gozosa bajada que en que duró menos de un minuto para dejarnos frente al primero de los puertos del día. 11:00 POR FIN DEJAMOS DE SUBIR!! Mas de 2 horas y media subiendo sin parar hasta llegara Phou Khoun, donde repostamos una sopa de noodels y un poco piña.
Aquí vimos cómo unos mas listos que nosotros, unos Holandeses, bajaban de un autobús que venía de Luang Prabang, a los cuales les bajaron sus bicis del techo. Montaron sus alforjas y se vinieron donde nosotros a repostar también unos noodels, pobrecillos, también estarían cansados. Era un grupito de 4 Holandeses que venían desde Hong Kong, muy majos y bastante mayorcitos, de ahí que nos decían que de vez en cuando se hacían parte en autobús. A raíz de conocer la opción del autobús, y a sabiendas de que todavía nos quedaba otro puerto igual o peor que el anterior, se nos plantearon ciertas dudas. Al final merece la pena sufrir un poco, para saborear mejor la llegada a la cumbre, aunque por el camino te quedes un poco girado.

Tras la parada estratégica, se suponía tocaba bajar 22Km avisados por un tipo guiri que nos confesó ser conocedor del entorno. Como nos encontremos a este individuo en algún momento de nuestras vidas, le partiremos la boca por listo y para que no vuelva a dar falsas esperanzas. El caso es que bajamos un poquito, pero a lo sumo serían 2,2Km! Y ale, a subir de nuevo durante 1 hora cagándonos en el guiri de las pelotas. Tras esa dura hora, por fin tocó bajar. Esta, si que fue una gozosa bajada. Pero como siempre, lo bueno dura poco y todo lo que se baja, se SUBE! Así que catalina pequeña y a subir bastante mas de lo que habíamos bajado.
A pesar del cansancio acumulado, el entorno ayuda a distraer la mente pues las vistas con las que te deleita este entorno son espectaculares, y mas aún cuando ves el trazo del camino sobre la ladera por la que ya has pedaleado.

Para finalizar la agonía, los últimos 5Km de subida se hicieron eternos, ya que cada kilometro estaba indicado por un mojon, cuya distancia parecia incrementarse mientras aumentaba la pendiente. Una vez llegado a Kiukachan e impregnados de sudor, quisimos inmortalizar aquel glorioso momento a 1473m de altitud.

Resumen de etapa: 100Km, dos grandes puertos de montaña, mas de 1.800m de desnivel acumulado, llegada a 1.473m de altitud y un guiri en busca y captura!!
21:00 de la noche y roncando. La reventada debió ser buena porque fue coger la horizontal y quedarnos secos. Debido a la altura hacía bastante fresquito, con lo que dormimos por primera vez sin ventilador y con mantita!
A primera hora de la mañana una vueltita para desentumecer las piernas antes d desayunar y darnos cuenta de lo alto que estábamos pues las nubes se encontraban bajo los pies.

Como todo lo que se sube baja, disfrutamos del desayuno pues tocaría jornada de bajada hasta Luang Prabang. La palabra bajada resuena en nuestros cerebros cual melodía celestial, que nos hace sacar la mejor de nuestras sonrisas.
BAJADAAA!!!

La verdad es que las bajadas que nos pegamos son dignas de mención. Ahora que estamos en la antigua capital, no sólo nos dedicaremos a comer, sino que tendremos que cambiar las zapatas de los frenos, ya que las dos bajadas de aprox 20Km desgastan a cualquiera. Que nos sirva de escusa para tomarnos una merecida pizza.

jueves, 12 de agosto de 2010

13 Kaixo catalina pequena

Por lo menos no amaneció lloviendo, lo cual ya era bastante después de la que cayó el día anterior. Nos dirigíamos a la capital de Laos, Vientiane. Nos separaban 154Km y la intención era hacerlo en dos etapas en plan tranki. La palabra tranki no entra en nuestro vocabulario, cosa que a escasos 27Km de llegar a la capi, nos hizo “arrepentirnos”. Al final las ansias de comer comida occidental nos ayudaron a finalizar la etapa dignamente y para la hora de comer.
En principio nos íbamos a quedar 2 noches en la capi para que Mantu pidiera información sobre la burocracia de bajar el Mekong, en la Mekong River Comision. Grandioso edificio, por cierto, pero ahí se queda, porque no supieron facilitar ningún tipo de información (ni burocrática, ni mapas, ni localización de cascadas, rápidos o saltos de agua,…). Decimos en principio, porque al final fueron 4 noches ya que la visita al restaurante Hindú (Nazin), a Mantu le pasó factura en forma de gastroenteritis.
No nos preocupó bastante, y mucho menos a Eneko quien se podía poner morao a buena comida, mientras Mantu se deleitaba con exquisitos yogures. Una retahíla de timbas hizo mas amena la gastroenteritis, eso si, siempre las partidas a pocos metros de un trono, somos los reyes del “chinchón”.

Gracias a que nos quedamos un par de días mas, encontramos una tienda de bicis, regentada por un franchute, que nos puso las bicis a punto y nos las dejó peritas. Además nos dio unos muy buenos consejos para pedalear, que trataremos de seguir a rajatabla.
Por cierto, fieles a nuestra promesa, no nos comimos una pizza, SINO DOS!!, porque nos encontramos una pizzería con horno de leña que te cagas de lo buenas que estaban.
Con una lágrima en el ojo, sobre todo Eneko, despedimos Vientiane y a su pizzería, para dirigirnos al lago Nang Nung. En principio la etapa se presentaba normalita, de 100Km y sin aparentes subidas. Pero para nuestra sorpresa y mas para la de Mantu que pedaleaba a yogures, la etapa nos brindó una bonita cuesta. Por fin pusimos la catalina pequeña!! Los kilómetros tardan mas en realizarse, pero el paisaje lo compensa, pues dejamos ya atrás esa monótona estampa que nos acompañaba en la llanura.

La última subida de todas, a escasos metros de llegar a destino, fue matadora pero la recompensa del entorno al que nos dirigíamos mitigó tal sufrimiento.

Celebramos la bienvenida de las pendientes permitiéndonos el capricho de alojarnos en un Resort, con increíbles vistas al lago desde el bungalow, baño guapo, terracita y un par de sillitas con mesa para echar la partida de antes de acostarse.

Después de descansar como campeones, nuestro siguiente destino, Vang Vieng. Etapa de tan solo 85Km, pero con un sube baja un tanto desesperante, pero precioso y amenizados por numerosas cascadas que se veían a lo lejos. La lluvia también hizo presencia en esta etapa, pero fue amable y soltaba todo mientras disfrutábamos de nuestras paradas técnicas.
Este sitio es eminentemente turístico, sobre todo por el “Tubbing”, donde infinidad de guiris, la mayoría adolescentes, vienen a emborracharse y ver series (padre de familia, friends o los simpsons), tiraos en las butacas de los restaurantes.
A pesar de todo esto, el entorno donde se encuentra este pueblo es precioso, lleno de riachuelos, montañas y multitud de cuevas, todo ello rodeado de el verde espectacular de los arrozales.

Aprovechando el entorno, día de descanso para dar una vuelta con las bicis y adentrarnos por estos parajes tan espectaculares en busca de cuevas.

Cuevas no encontramos, pero algún que otro chapuzón cayó.

Después de esta vueltita, un poco de comida y como ya tocaba hacer el guiri, nos fuimos a hacer el famoso “Tubbing”. No desvelaremos lo que es esto del tubbing, para que futuros visitantes lo experimenten por si solos (una vez en la vida y punto).

domingo, 8 de agosto de 2010

12 Orgullo mancillado

Después de semejante paliza, hacer 80Km al día siguiente resultó ser mero trámite. Para las 12 ya estábamos en Xeno y alojados. Como es rutinario ya en nosotros, al llegar a la guest house, mientras uno va haciendo el “check in”, el otro se va duchando y lavando la ropa. Si, aunque parezca mentira, lavamos la ropa todos los días, por eso salimos siempre en las fotos con la misma ropa! Que alguna insinuación de guarretes ya ha habido por ahí.
Después de asearnos, independientemente de la hora de llegada, siempre buscamos algún sitio donde comer, que muchas veces no es fácil. Esta vez, por ejemplo, tuvimos que llevarnos las bicis, pues estábamos un poco alejados del “centro” del pueblo.
Al día siguiente tocaron otros 100Km, que para nuestra sorpresa se hicieron antes de las 14:00. Llegamos a Takek, un sitio turístico debido a que en sus proximidades hay un parque natural con abundancia de cuevas y cascadas. Al ser sitio turístico, en estos casos lo primero que hacemos es buscar un restaurante donde pongan pasta y/o pizzas, para recuperar carbohidratos. Afortunadamente este pueblo no nos dejó indiferentes y nos brindó un fabuloso restaurante Italiano-Lao, en el que comimos y cenamos los dos días que allí estuvimos. La desventaja de encontrar este tipo de establecimientos para dos hambrientos ciclistas, es el varapalo económico que se sufre. Aunque por otra parte la amabilidad y sonrisas que te brindan los camareros cada vez que te ven pasar cerca, es proporcional al gasto económico.
La geología de este entorno es muy singular a la par que exótico. Se trata de un ambiente cárstico, de elevaciones rocosas, cubiertas casi en su totalidad por exuberante vegetación y con infinidad de galerías, simas, cuevas y ríos subterráneos. Decidimos hacer aquí jornada de descanso y así alquilar una moto para poder ver las cuevas que se encontraban en las proximidades de Takek.






En alguna que otra ocasión, debido a las fuertes lluvias, y consiguientes crecidas de ríos, teníamos que dejar la moto al otro lado del río y cruzarlos por improvisados y no tan seguros puentes.



Escarmentados por la anterior vez que alquilamos la moto, esta vez no nos hicimos tantos kilómetros, de modo que para la hora de comer ya estábamos de regreso en la pizzería.
En este pueblo, nos encontramos con Joseba, un Bilbaino con el que ya habíamos coincidido en Kratie. Nos comentó que a él también le gusta viajar en bici, pero que en esta ocasión la había dejado aparcada. Nosotros todo orgullosos de nuestra hazaña de 163Km en una etapa, se lo comentamos pensando que valoraría dicha “proeza”. Pero al contrario de lo esperado, nuestro orgullo quedó mancillado, pues nos comentó que una vez se hizo 300Km y que varias veces se ha hecho etapas de 200 y pico kilómetros. SOMOS UNOS PRINGADOSSSSS!!!!!
Esto lo que va a hacer es alimentar nuestra competitividad para las siguientes etapas y nos servirá de motivación para superar nuevos retos. Con sudor y dolor, cada día nos esforzaremos un poco mas para alcanzar tal cuantiosa cifra. Por ello, nuestro siguiente paso a seguir será: al llegar al siguiente destino turístico, procuraremos, NO COMER PIZZA!!
Las dos siguientes etapas han sido bastante parecidas, bastante llanas, de 100Km y muy rápidas ya que para la hora de comer ya estamos en destino. Destinos poco poblados, de difícil comunicación con los lugareños y mas aún encontrar comida que alimente bien y que agrade. Es difícil salir de los noodels y el arroz, pero ha dado la casualidad que para nuestra sorpresa no han sido muy buenos.
En común también han tenido la incesante compañía del agua. Nos han tocado dos monzones majos, de los que te acompañan hasta la habita. Con poco que hacer nos refugiamos en la guets house y aprovechamos para escribir, leer y jugar a cartas (fue difícil encontrar unas cartas, pero ya tenemos baraja!).
Hemos cogido una nueva costumbre, para cuando estamos en estas situaciones de aburrimiento, caladura y escasez de establecimientos donde comer. A la noche y para desayunar, encendemos el campingas en la habita y nos preparamos un Ovaltine (lo mas parecido a un Nesquik), si hay suerte con leche y sino con agua y acompañados con una especie de galletitas de dudoso “chocolate”.
Resumen de etapa: Orgullo mancillado, monzones, baraja de cartas y Ovaltine.
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11- 163

La jornada se presentaba tranquilita. Para las 7:00 ya estábamos desayunando, todo un record! Un gran desayuno para afrontar una nueva kilometrada. Nos separaban de Savanaket unos 233Km, con lo que en dos etapas volveríamos a cenar pasta o pizza! Esta vez y hartos de comer solo noodels, encargamos un bocata de queso para el hamaiketako (almuerzo).
Con bien de avituallamiento comenzamos la etapa. Para nuestra alegría el viento soplaba a favor! Lo cual ayudaba bastante física y psicológicamente, ya que con el mismo esfuerzo avanzábamos mas deprisa.
Rápidamente, para las 11:30 hicimos unos 60Km. Momento propicio para trincarse los bocatas de queso en el primer sitio que vimos en varios kilómetros, donde beber algo. Primer palo del día: el bocata consistía en un pan pequeñito, acompañado de una porción de quesito del Caserío, mas concretamente de la Bas que Rít (la vaca que ríe). Maldito bajón! Con las ganas que teníamos de comer algo bien a media mañana! Para solucionarlo le pedimos a la tipa del local a ver si nos podía preparar unos huevos. Pero segundo palo: solo tenía saltamontes fritos! Total que para compensarlo, tres latas de bebida para cada uno, Coca Cola y Sponsor!
Con la barriga llena de burbujitas y sin rechistar, reanudamos la etapa por unas carreteras que parecían ser mas una comarcal de Burgos que de un país tropical.



Por fin encontramos un sitio dende rellenar nuestros estómagos de alimento. Una increíble sopa de noodels que nos supo a gloria. Para alegría nuestra el tipo nos dijo que a 30Km tendríamos alojamiento. Llevábamos recorridos ya unos 100Km y serían las 15:00 , con lo que para las 17:00 a mas tardar estaríamos en Xenoane duchándonos.
De camino al pueblo donde queríamos llegar vimos un Resort muy chulo, que nos llamó la atención. Se trataba de unas cabañitas muy chulas entre unas grandes piedras de granito. El lugar nos llamó la atención, pero sin decir nada seguimos adelante para llegar al pueblo previsto y así tener algunos kilómetros avanzados para el día siguiente aprovechando el viento a nuestro favor.
Cuando llegamos a lo que parecía ser Xenoane, paramos para preguntar donde habría sitio para dormir. Por suerte el tipo sabía inglés, cosa bastante poco habitual. Pero desgraciadamente las palabras que salieron por su boca no fueron de nuestro agrado. Tercer palo: el siguiente alojamiento estaba a 30Km!! El careto de circunstancia que se nos quedó superaía con creces a los que pusimos al ver el bocadillo de queso.



Nos comentó que 5Km atrás teníamos otro alojamiento. Mientras lo meditábamos nos sirvió una tortilla francesa riquísima acompañada de sticky rice (arroz pegajoso), que nos entró estupendamente.
Tenemos 2 alternativas: retroceder 5Km o avanzar 30Km a las 17:00 y atardeciendo. “Somos hombres o somos ratas?”
Una vez decidido que un auténtico “Last Survaival” nunca retrocede y con nuestro orgullo a flor de piel, nos montamos en las bicis y avanzamos.
Cuarto palo: esa agradable brisa a nuestro favor se tornó en puto viento en contra! Aún así seguimos pedaleando, aunque cabizbajos y maldiciendo nuestro orgullo.
Cuando llevábamos un rato pedaleando y viendo que entrábamos en un pueblecito majo, y queriendo pensar que el tipo se podría haber confundido, preguntamos a ver si había algún alojamiento. Nos respondieron lo mismo, que el siguiente sitio para dormir era Pakxuong. Eneko cometió un craso error, preguntó cuantos kilómetros quedaban. Quinto palo: la respuesta de 25Km fue un duro golpe psicológico ya que llevábamos bastantes mas de 5Km pedaleando.
Ya anocheciendo y sin saber cuantos kilómetros nos quedaban, decidimos hacer un alto para tomar un refresco, coger los frontales y descansar un poco antes de afrontar el final de la jornada. Afortunadamente y para alivio mental nos dijeron que quedaban 7Km. Esa gran noticia, incluso después de una larga etapa, sudando a chorros, de noche y con multitud de mosquitos rondando la luz de nuestros frontales, hizo que los últimos kilómetros fueran hasta agradables.



Resumen de etapa: 5 palos, orgullo intacto, encendiendo frontales y con un nuevo record de kilometraje recorrido, 163!
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10 Autocastigo

Dado que solo tenemos 30 días naturales de visado en Laos y viendo que nuestro plan para cruzar este país de Sur a Norte requeriría de casi un mes, tuvimos que zarpar de Don Det muy a nuestro pesar al tercer día. La idea inicial era pasar en esta isla un par de días, de modo que este tercer día y un pequeño error de cálculo con el día en que tenemos que abandonar Laos, nos apretó un poco la agenda.
En la siguiente etapa se suponía que pararíamos en Champasak, que está a unos 100Km de la isla, pero después de tres días de hamaca y zanganeo y a modo de autocastigo, nos impusimos una penalización de 40Km para así llegar a Pakxé en el día previsto.
Parece ser que estos tres días de descanso y el pedazo desayuno nos vinieron muy bien, porque a pesar de esa ligera pendiente ascendente, llegamos bastante bien. Hicimos unas paraditas de rigor para tomar unos refrescos y con tan solo bastaron unos noodels como alimento para poder llegar.
Pakxé como buen destino turístico, tenía pizzería. Es curioso la cantidad de comida que el cuerpo humano puede ingerir después de hacer mas de 140Km en bici y con tan solo unos noodels por comida. Los camareros se quedan a cuadros cuando nos ven comer tanto y con lo pequeñitos que parecemos.
El atractivo de esta zona es el Bolaban Plateau, una zona elevada en esta llanura, donde las temperaturas descienden un poco y abundan los cafetales y numerosas cascadas. Para recorrernos parte de esta zona alquilamos una moto para poderlo ver todo en un día y dejar descansar otro poco mas a nuestras piernas y culos.



Nuestras piernas si que lo agradecieron, pero nuestros culos tras 250Km  a todo gas sobre la puta Scooter, llegaron a echar de menos los sillines de las bicis. Valla petada de ojal!! Ni los 15 días que llevábamos en bici nos habían dejado el culo tan destrozado. Parecerá exagerado, pero el sufrimiento que pudieron vivir nuestros traseros y la agonía por llegar que teníamos para bajarnos de la moto, era digno de mención. Posiblemente por este motivo no tengamos tantas fotos de este paraje.



Como recompensa volvimos a la pizzería!

09 Hello Lao, Agur Cambodia

Minuto uno de la mañana y ya nos estaba lloviendo. La emoción de pasar a Laos para ir a Don Det, una de las islas de la zona conocida como, las “4000 islas del Mekong”, hacían que el incordio de empezar mojados no se notara.
En principio parecía etapa sencilla. Pero seguir ciclando por esa carretera donde el paisaje no cambia y la ligera pendiente es perpetua, se nos hacía duro. A media mañana y al de unos 55Km, llegamos al puesto fronterizo. Como siempre te piden un maldito dólar por el sello de salida (cuando en realidad ya has pagado el visado), pero por no tener jaleos lo terminas pagando.
En la parte de Laos nos atendió un tipo uniformado, con lo que parecía que las tramitaciones serían mera transacción. Lo divertido de esta frontera es que mientras estas haciendo el papeleo y uno de los oficiales curra, el resto están echando una partida a la petanca si uniforme y bebiendo birras, lo cual hace que la seriedad deje de ser tan patente.
En principio deberían de ser 20$, que es lo que solemos pagar en todas las fronteras y además Mantu 2 años atrás fue lo que pagó. Pero para nuestra sorpresa o nos metieron una sablada seria o el tema había subido, porque la cuenta ascendía a 35$ por barba. Como tampoco lo habíamos confirmado antes de ninguna manera, pagamos por el visado y en la ventanilla siguiente pagar el maldito dólar por el sello de las pelotas. Al final el temita de la petanca no nos resultó tan divertido.
Otro país que dejamos atrás y ya estábamos en Laos, donde nada mas cruzar la frontera tod@s l@s niñ@s te saludan con un “Sabaidii”, hola en Laos. Unas cascaditas de por medio antes de llegar a destino y unos olores muy agradables ayudaron a nuestras cabezas a olvidarse del paso fronterizo. Por esta zona hay numerosas cataratas que rompen el curso del Mekong de manera muy violenta y cuyo estruendo van avisando de su cercanía a medida que vas avanzando.



En esta zona el río se ensancha tanto que alberga un montón de pequeñas islas, de ahí el nombre de esta zona. Dos de ellas son habitables. Una es Don Kohng, bastante grande, con alguna carretera y mas turística. La otra, mas pequeña y tranquila es Don Det, a la cual nos dirigíamos. En el embarcadero para tomar el bote preparamos un pequeño show  para intentar meter las bicis en el botecito sin quitar la alforjas. Al final todo entró perfectamente y llegamos sanos y salvos a la isla tras varios amagos de volquete del bote debido a la inestabilidad que creaban nuestras bicis.



Fuimos a intentar alojarnos en la misma guest house en la que Mantu estuvo la otra vez. Allí seguían aquellos mágicos bungalows a orillas del río, con sus hamaquitas y la encantadora chica que lo gestiona, que curiosamente se acordaba de Mantu. La isla poco había cambiado, salvo que esta vez en algunos sitios tenían corriente eléctrica todo el día. Aún así eran pocos los que disfrutaban de este lujo y el encanto de la noche de esta isla seguía intacto ya que para las 21:00 se apagan los generadores.
En un día te puedes ver la isla y la isla vecina que se comunican por un puente. Hay unas cataratas de estas típicas de la zona y algunos lugares donde poder divisar los delfines de agua dulce, cosa que esta vez no hemos tenido la suerte de avistarlos.
Por lo demás en esta isla lo que se hace es comer, beber y dar paseos para ir a otro puesto donde seguir comiendo y bebiendo y entre medias ir a la hamaca a tambalearse, leer, echarse unas siestas o simplemente quedarte embobado escuchando el susurro del río.
Dicho así parece aburrido, pero la gente que va para unos días, se queda diez atrapados por la magia del lugar. Nosotros que íbamos para dos días, nos quedamos un tercero y en realidad nos marchamos porque viendo las etapas que nos quedaban y con tan solo 30 días de visado íbamos a andar un poco justos de tiempo.
Con pena nos marchamos al tercer día, dejando atrás aquellos caminos sin asfalto, sin vehículos, rodeados de palmeras y con el vuelo de las mariposas como única compañía.



Pero lo que realmente echaremos de menos es la siesta en la hamaca después de desayunar y el único deber que teníamos, ir a la zona del atardecer para ver la puesta de sol tomándonos un banana shake.


08 Maldita llanura!

El alojamiento, no era mas que eso, un sitio donde alojarse, porque la verdad dejaba mucho que desear. Por así decirlo, dormimos en un habitáculo de dimensiones reducidas, donde casi no cabíamos los dos con las alforjas. Además teníamos la maravillosa compañía de toda la fauna de los alrededores en nuestra habita y especial mención a Peter Parker, una pedazo de araña peluda que acechaba en todo momento desde un rinconcito. Afortunadamente Peter no se movía de su esquina. Realmente donde se encontraban las habitas era una cuadra “adaptada” en habitaciones y con un cierto toque tétrico tipo “Saw” o “Hostel”.
Por suerte las camas estaban bien y el cansancio hizo el resto. Para las 22:00 ya estaríamos secos. Esa noche no pusimos despertador ya que los 30Km de la etapa siguiente no lo requerirían.
6:30am ojos como platos! Para un día que podemos dormir más, y con la tranquilidad de que Peter velaba por nuestra seguridad, no pudimos aprovecharlo. Es lo que tiene hacer horario de abuelete durante varios días seguidos.
Para las 12 ya estaríamos en Kratie. Nos alojamos en el mismo sitio donde Mantu lo hizo hacía 2 años. En la entrada a este alojamiento seguía el mismo puesto de relojes donde se compró el reloj que iba a juego con la avispa, pero que en Bangkok se lo robaron. Mantu vio que estaba el mismo reloj! Le preguntó al tipo cuanto costaba. Este dijo que 9$ (1$ menos que hacía 2 años). Sorprendentemente el tipo se acordaba de el. Como iba a ser el 2º reloj que le compraría, se negoció y se cerró el trato en 7$. Como dijo el, soy su mejor cliente!



Un día lleno de alegrías para ambos, Mantu con su relojito nuevo y Eneko que finalmente consiguió un botellín en condiciones, ya que el otro amago de botellín resultó ser un fracaso absoluto. En la primera tienda de bicis para niños que preguntó tenían y además a juego con su bici (Betimu). Y por si acaso se compró 2!



Aprovechamos para limpiar las bicis ya que las típicas pistas Camboyanas de tierra roja te dejan la bici echa un asco. Por suerte encontramos un sitio con agua a presión (a base de motor de coche tuneao en motobomba y mangueritas) para limpiarlas, en principio nosotros, pero como no nos entendimos con el tipo, él nos las limpio, secó y sacó brillo, mientras nosotros mirábamos sentaditos. Todo un lujo.



El resto del día de relax. Unos paseos a orillas del Mekong, comer y beber, en definitiva, disfrutar de nuestra corta etapa.



A la hora de cenar nos juntamos con 2 parejas de Alemanes. La primera pareja que nos encontramos viajaban haciendo autostop desde Bangkok. Al de un rato apareció otra pareja que  preguntaron quienes eran los que viajaban en bici. Les dijimos que nosotros, a lo cual contestaron que ellos también. Pero ellos nos daban pal pelo, llevaban 11 meses viajando y venían desde Alemania!! Toda nuestra súper aventura fue pisoteada. Pero lo mejor de todo era que venían en TANDEM!! Que grandes. Nos echamos unas risas, cenamos algo juntos, intercambiamos experiencias y recibimos de buen gusto información valiosa sobre China.
Una última foto homenaje a las pistas de tierra roja Camboyanas, pues ya nos las volveremos a pisar en bastante tiempo.



Al día siguiente nos esperaba una dura etapa. Al final decidimos no ciclar por la pista que se sitúa a orillas del Mekong, la de línea delgadita y roja del mapa, ya que habría que hacerla en 2 etapas, durmiendo con la tienda, porteando la comida,… Además con la experiencia de haber transitado anteriormente por estos caminos, decidimos hacer los 144Km por carretera hasta Stung Treng en el mismo día a modo de castigo por habernos rajado de la pista de línea delgada y roja del mapa!
Buff!! Que sufrimiento! No por la dureza de la etapa, ya que era bastante llana, pero nos dimos cuenta que poco a poco vamos remontando el río ya que los 144Km eran con una ligera pendiente. Con lo que al cabo de 144Km resultó ser muy pesada y larga la jornada. El paisaje es muy monótono y la carretera ya era de asfalto, con lo que psicológicamente aburre mucho, no hay ningún tipo de atractivo y esto hace que sea menos llevadera la etapa.



A 25Km antes de llegar a destino y con bastantes ganas de parar, nos detuvimos en uno de esos puestos en los que venden refrescos y mas pijadillas para tomar algo y estirar las piernas. Para nuestra sorpresa, tenían botellas de 2l de Fanta! Nos duró 5 minutos!
Esos últimos 25Km fueron horribles. No sabemos si tantas burbujas en el cuerpo limitan el pedalear pero el caso es que las bicis pesaban como muertos. La pendiente empezaba a ser mas pronunciada, el paisaje igual de monótono y para colmo el viento no jugaba en nuestro favor.
Llegamos tarde, pero de día a Stung Treng y lloviendo. Nos alojamos en una muy confortable habita con tele y todo, pero que de lo devorados que estábamos ni la encendimos. Una cena bien copiosa aprovechando que había pasta y para las 21:30 durmiendo!
Resumen de etapa: 144Km de carretera, en ligero ascenso todo el rato!, monotonía paisajística y llegada lloviendo. Mucha devorada.
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