La llegada a la antigua capital, no pudo ser mejor, antes de ir a buscar guest house, a comer PIZZA! Afortunadamente la susodicha no defraudó, así que en reiteradas ocasiones repetimos establecimiento. Luang Prabang es increíble, no es mas que un pueblo, de estilo colonial, muy bien conservado y de una tranquilidad mágica. Te puedes tirar horas en la calle principal sin hacer nada pero tremendamente a gusto, desayunar a orillas del Mekong disfrutando de su majestuosidad, visitar los templos que hay dentro del pueblo, ver el museo nacional o tan solo pasear por sus calles es de lo mas agradable.
Pero lo que mas nos gusta es que está lleno de puestecitos donde te dan crepes de Nutella por un euro y que están que te mueres (nos los comíamos de dos en dos). Nos pusimos las botas a Nutella y siempre en el mismo chiringuito, donde ya la tipa en cuanto nos veía tomar asiento se ponía a prepararnos los crepes sin decir nada.
La verdad es que no hicimos demasiado, relajarnos y comer a discreción. Al día siguiente de llegar, fuimos a ver una cueva en bici, que está a unos 27Km para no perder la costumbre de pedalear. Lo curioso de esta cueva, es que a pesar de estar un templo pequeño en su interior, se encuentra en un acantilado a orillas del Mekong.
La cueva la verdad no es que fuera gran cosa, pero el camino de acceso a orillas del río, sin alforjas, por pista de tierra y con la constante visión del valle del Mekong hicieron de esta una salida muy gratificante, a pesar de haber hecho casi 60Km en nuestro día de descanso.
El segundo día, se paso enterito lloviendo. No nos importó pues en la guest house se estaba de vicio en la terracita viendo llover y jugando al Chinchón. Aprovechamos para acicalarnos para estar guapos y así poder hacer el guiri en condiciones por Luang Prabang.
Parece ser que esto de las camisetas de flores se está convirtiendo en una tradición y condición indispensable para ciclar por el Sudeste Asiático.
Después de dos días de zanganeo, una puesta a punto de bicis y bien de Nutella en nuestros estómagos ya que posiblemente no volvamos a probar estos vicios en mucho tiempo, prendimos la marcha hacia China.
Tres días nos separan del gigante Asiático y no podíamos empezar mejor, lloviendo y con el chubasquero puesto por primera vez, ya que se sentía fresca la lluvia sobre nuestra suave y delicada piel. Vamos que hacía fresco!
Atención a la espontánea de la foto, por si no os habéis fijado cómo se protegen aquí de la lluvia incluso hasta en moto! La próxima vez nos pillamos un paraguas!
A pesar de dirigirnos hacia China por la zona montañosa de Laos, este primer día no nos tocaban grandes subidas. Al de pocos kilómetros nos encontramos con un tipo Malayo que venía en bici desde Malasia. Nos dejó flipados con su bici, el tipo iba de lo más cómodo en su butaca!
Lo más significativo de esta etapa fue la parada obligatoria, pues Eneko, por segunda vez, pinchó. Eneko 2-0 Mantu. Por suerte ya había dejado de llover y pudimos reparar el pinchazo tranquilamente y con unos refrescos.
Como siempre por estas zonas, no te puedes fiar de lo que te dicen y al final siempre acabas subiendo algún repecho a pesar de ser supuestamente llana la etapa. Pero las vistas que te brinda la altura, tienen su recompensa, pues puedes apreciar la frondosidad verde del valle contrastando con el marrón característico de estas aguas.
Para ir acostumbrándonos al entorno chino, en Pak Mong, nos alojamos en una guest house china. Para no herir la sensibilidad de la gente preferimos omitir las imágenes del cuarto de baño comunitario. Pueblecito enano, sin nada que hacer, con lo que para las 21:45, ya estábamos dormidos, gracias a lo cual levantarse a las 6:30 no fue nada duro.
La etapa para llegar a Oudom Xay se presentaba dura, ya que había que subir 2 puertos de montaña. Y ciertamente así ha sido, desde el minuto uno no hemos parado de subir. El primer puerto nos ha costado 2 horas y media y el segundo ni lo hemos mirado, pero un huevo también.
Curiosamente a la hora del hamaiketako (almuerzo), no encontramos donde nos sirvieran unos noodels o arroz en ninguno de los pueblos por los que pasamos. Menos mal que ya veníamos cargaditos de Luang Prabang y nos pusimos las botas a CHOCONUDO! (Choco Duo, tipo Nutella, de choco blanco y negro, pero cojonudo!).
Por esta zona la carretera deja mucho que desear, está infestada de baches, debido a los numerosos camiones que entran desde china para su ruta comercial. A Laos no le interesa arreglar las carreteras fronterizas con China para hacer como una especie de bloqueo comercial por los precios competitivos que el gigante Asiático somete a Laos. Si a China le interesa tener buenas carreteras para su entrada comercial, es este quien las arregla, de ahí que en ocasiones se ven tramos buenos de carretera y sobre todo algún que otro puente.
Las subidas son duras, y lo mas bonito de las subidas, que son las bajadas que luego vienen, en esta zona no se pueden disfrutar por el estado en que se encuentran. Cuando no son baches, son tramos de pista con grandes piedras, sino desprendimiento de tierra y sino alguna vaca o búfalo de agua sueltos. Es por ello que al de 8Km antes de llegar a destino, Mantu se da cuenta que su parrilla delantera se ha partido por el tornillo. Putada porque la parte roscada se encuentra dentro. Por suerte, después de comer, dejar las cosas en la guest house y dar unas cuantas vueltas, el problema se solucionó. No hay nada que una buena soldadura no solucione!
Mañana CHINA!!
jueves, 19 de agosto de 2010
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