lunes, 25 de octubre de 2010

35 Por fin piragua!!

A continuación contaré lo que me costó conseguir las piraguas.



Tenía 7 días en Chengdu para gestionar el tema de la piragua. Nico me había dicho que sabía de una página tipo e-Bay, pero China y que los pedidos para todo China en 2 días ya están en destino. De modo que me lo tomé con calma. A demás, llegó Pablo, que lleva 9 años `por el mundo en bici, con lo que, si que lo dejé para mas adelante.


Cuatro días antes de marcharme, nos pusimos a mirar piraguas con la novia de Nico, que es China, en la página esta que os comentaba. Ese día lo dediqué a decidirme por una. Al día siguiente por unos motivos, no le comenté a Nico para seguir con el pedido. Con lo que el día antes de marcharme nos pusimos a hacer la compra. Para ello, nos ayudaría su compañero chino del curro, que sabía como iba el tema.


Primer problema, tras finalmente contactar con el dueño de la piragua, me dicen que hasta Jinhong no hay manera de llevarlas. Toda la mañana me la tiré en el patio interior de la casa de Nico, que es donde se pilla Wifi, esperando a la respuesta. Finalmente me dicen que si que la mandan, pero que en menos de 2 semanas nada! Dos semanas no me iba a tirar esperando ni patrás, y menos habiendo prometido que para Enero ya estaría por casa!


De modo que se lo comento a Martino, el italiano que me va a acompañar a hacer la parte de la piragua. Planteamos la posibilidad de mandarla a Kunming y de allí ya nos las apañaríamos para llevarla hasta Jinhong. Comento la jugada a Nico y al de un rato me dice que a Kunming llegaría mínimo en 7 días.


Se lo comento a Martino y decidimos que adelante, que luego allí ya trataríamos de meterlas en un bus (cosa imposible, ya que si por una bici ya me ponían pegas,..) o sino nos pondríamos en la carretera y pararíamos a algún camión (cosa un tanto difícil, pero por intentarlo,…), o sino,… ya se vería.


Total que cuando le doy el visto bueno a Nico para que las mande a Kunming, sobre las 19:00 de la tarde, me dice que el chino que nos ayudaba, se tenía que marchar a cenar y que lo dejaríamos para la mañana siguiente.


Ya no me molaba nada hacerlo tan a malas, a última hora, tardando 7 días mínimo en llegar y sin saber cómo la mandaríamos a Jinhong. Este día, me lo pasé entero a lo Forrest Gump, en el banco del patio interior de la casa de Nico, para nada! El caso es que me fui para la cama pensando que quizás esta vez no debería de ser el momento de bajar el río, pues muchos contratiempos estaban habiendo. Finalmente decidí seguir adelante y darle una oportunidad al proyecto.


A la mañana siguiente me levanté prontito para ir a recoger el visado y llegar para cuando Nico entrara a trabajar y poder zanjar el tema de la piragua. Cuando ya estaba claro qué piragua era, que venía con remo y asientos y que comprábamos 2 chalecos salvavidas, bajó Nico a por mi tarjeta de crédito. En cuanto subió de nuevo al trabajo, le dice una compañera que al chino que nos iba a gestionar el pedido, le había llamado el jefe para una reunión de última hora!


Me quedaba tan solo una hora antes de marcharme a tomar el autobús y todavía no tenía piragua! Al de poco me dice Nico que el tipo tenía para rato. La siguiente solución era que se anotara mi número de cuenta y en cuanto pudiera el chino, que tramitaran el pedido. Al de un rato me doy cuenta que cuando hago una compra con la tarjeta por Internet, me llega un mensaje al móvil con un código que tengo que introducir. Ahí pensé, y si cuando me llega, estoy dormido? O se me acaba la batería? O no tengo cobertura?


Total, que de nuevo chatear con Martino para decirle que lo mejor es que estén ellos dos conectados en el chat y que cuando Nico necesite la tarjeta para hacer el pedido, Martino le de su número y lo gestionen ellos, porque yo me tenía que marchar. Al final Martino entendió cual era el problema (nos tenemos que comunicar en inglés porque en castellano-italiano imposible!).


Tranquilo, habiendo dejado todo delegado en terceras personas, me embarqué en 15h de autobús hasta Kunming. Allí llegué sobre las tres de la madrugada y menos mal que una furgonetilla me acercó hasta la guest house. Bueno y menos mal que ya no estaba con la avispa (se la regalé a Nico!), porque sino si que no me recoge nadie. Pensé que nadie me abriría a esas horas en la guest house, pero para mi suerte, un tipo está toda la noche en vela!


Me fui a la cama a descansar para al día siguiente estar fresco para informarme de la compra. Sobre las 10:00 me conecté y vi que Martino me había mandado mail diciendo que había encontrado la manera de llevar las piraguas de Kunming a Jinhong, pero que todavía no había piraguas. Este mail era a las 14:00 del día anterior. Mas arriba vi que había otro mail. En este decía que imposible comprar las piraguas porque algo pasaba con su tarjeta y que lo intentara con la mía.


Chateando con Nico, me dijo que ya sabía cual era el problema, que no aceptan tarjetas internacionales! Me dijo que se puede hacer un depósito bancario, que era muy fácil y que solo necesitábamos que un chino que supiera inglés estuviera delante de la pantalla.


En este punto ya si que lo veía claro, este no era el momento de hacer la parte de la piragua, muchos problemas estaban habiendo como para no atender a las señales! El caso es que le comenté esto a Martino y le dije que llevaba 3 días para adelante y para atrás con el tema de la piragua y que no lo tenía claro, que me iba a dar una vuelta para despejarme y planteármelo.


Dando una vuelta encontré una tienda de montaña y como me gusta cacharrear, pues entré. Nada mas entrar, veo unos carteles de una piragua inflable! Les pregunto por piraguas normales y me dicen que nada y que en todo Kunming tampoco.


Total que me volví para la guast house después de haber comido algo y haber decidido que me pillaba la piragua inflable, tanto si venía Martino como si no! Cuando se lo comenté a Martino, que tenía solución rápida, de fácil pago y que al día siguiente lo tendríamos allí, pero que el único problema era que era inflable pero que yo iba fijo, me respondió que perfecto, que se apuntaba!!


De modo que allí me fui a comprar la piragua. Todo no iba a salir bien con lo que el siguiente contratiempo era que sólo había una individual! Me ponen al teléfono con una tipa que sabía un poco inglés y me dice que en el almacén tienen otra doble. Decidido, compré una individual y otra doble. De paso compré un poco de cuerda de escalar para atar las piraguas y para tener un cabo en caso de necesidad y unas correas para atar las alforjas.


Media hora tuve que andar por Kunming con semejante peso, por no pagar un taxi, hasta que llegué a la guest house. Después me fui a comprar unos víveres para llevar con nosotros en la piragua, pues no sabemos cuanto tiempo estaremos aislados en el río entre poblado y poblado que nos vallamos encontrando.


Con todo el equipo presto, me informaron que el último autobús a Jinhong salía a las 22:00 de la noche, con lo que cené, pagué la estancia y me tomé un taxi para la estación.


Cuando llego a la estación, de repente, me percato de que los de la guest house no me han devuelto el pasaporte!! Me cago en la putaaaa!!!! Menudo bajón! A pagar una pasta por el taxi para nada y de mala leche. En la guest house se quedaron a cuadros de la cagada que me habían hecho, bueno también cagada por mi parte por no haberme dado cuenta, ya que el pasaporte es primordial! Miro el reloj y eran ya las 22:00 con lo que el autobús, a tomar por saco!


El taxista increíble, no me cobró nada, empecé a sacar dinero e insistió en que no! En ese momento se me salió una lagrimilla, por la impotencia que tenía y por el detallazo de aquel tipo encantador. Me quedé una noche mas, sin pagar porque en realidad ya la tenía pagada y al día siguiente, sin contratiempos llegué tras 10h a Jinhong!


Parece ser que un Italiano y un Euskaldun, van a escribir una parte de la historia del Mekong, por ser los primeros en bajarse el río en una piragua INFLABLE!!!


Mañana ultimaremos detalles, compraremos lo que queda de comida y unos aparejos de pesca para ver si pica algún pez y al día siguiente al agua patossss!!


34 Resumiendo

Bueno, ya ha pasado una semana y poco desde que llegué a Itaca. Algo ya ha ocurrido desde entonces, pero cosas emocionantes ninguna. Resumiré un poco lo que ha sido hasta día de hoy.



Después de llegar a Itaca (Zaduo) y debido a la presión que me mete el gobierno Chino por el tema de renovar el visado, pues sino me despachan del país, ya que no perdonan ni una, rápidamente me tuve que marchar a toda leche, al día siguiente. Por desgracia, no pude investigar hasta donde llegaba una pequeña pista que seguía río arriba. Mi intención una vez llegado aquí, era tratar de llegar al nacedero con algún local, acompañados por unos Yak, pero ya digo que el tema del visado me lo impidió.


El caso es que al día siguiente, tuve que marcharme de aquel pueblo fantasma. Como no me entendía con la gente, lo que decidí, fue tirar marcha atrás por la carretera por la que había venido, de nuevo en la bici e ir parando a todo vehículo que pudiera llevarme a mi y a la Avispa.


Llevaría solo dos kilómetros andados y a los 10 pik up que paré, ninguno me hizo caso. Ya me estaba viendo deshaciendo todo el camino de nuevo en bici, cosa que no me apetecía nada.


Por suerte me paró un camionero. Me dijo que solo me llevaría 30Km, cosa que en aquel momento me pareció suficiente, algo era algo. Al de poco, vi que enfrente nuestro había un autobús muy grande. Le pregunté a donde iba y me dijo que a Yusu (donde yo me dirigía). Me dijo que al día pasan 5, con lo que le comenté que al siguiente que pasara lo parara. Nada mas decir esto, el autobús se paró delante nuestro. El camionero se bajó y se puso a hablar con el autobusero. Me hizo un gesto, indicándome que me llevaban. Menos mal!


La bici entró perfecta y el autobús, que era de cama permanente, estaba lleno, con lo que fui de copiloto, disfrutando en posición de lujo de las vistas. Madre mía, incluso sentadito en el autobús, se podía apreciar las palizas que me había pegado en esos dos increíbles días!


En lo que duró la incursión en autobús, ni sé, cuantas veces pude agradecer la suerte que había tenido con el tiempo. Nos cayeron tres nevadas de escándalo, que si me hubieran pillado pedaleando, todavía estaría recuperándome del constipado.





Una vez llegado a Yusu, lo primero que hice fue ir al primer hotel en el que estuve, ya que el recepcionista sabía inglés, para que me indicara donde podía comprar un billete de bus directo a Chengdu. Por desgracia, no estaba el tipo y la sustituta, ni papa de inglés. Menos mal que había un monje que me saludó en inglés. Por suerte no se quedó en un saludo, sino que podía mantener una conversación. Me indicó por donde podría comprar el billete y que si tenía problemas, que volviera para que me acompañara.


Seguí sus indicaciones, pero allí no había mas que escombro y barro. Volví para decirle que por donde me había indicado, no podría ser. Cogió su coche y efectivamente llegamos a una zona de escombros y amasijos de hierro. Me dijo: pero si antes estaba aquí! Se bajó del coche y preguntó. Me dijo que le siguiera y tras varias paradas para preguntar, llegamos a un cuartucho. Efectivamente allí era. Menos mal que vine con el monje este porque sino, todavía seguiría allí. El caso es, que me dijeron que fuera al día siguiente a las 15:00, para comprar el billete y que saldría al día siguiente a las 9 de la mañana.


Al día siguiente me presenté a las 14:30 en aquel sitio y por lo menos había ya 50 personas esperando. A las 15:00, abrieron las puertas y toda la gente intentaba entrar en avalancha! Allí me di cuenta de que no habría sitio para todos y que por eso la gente se medio peleaba. Pues yo no me iba a quedar sin billete, con lo que con uñas y dientes allí me puse a lidiar con todo chino que se intentaba colar. Finalmente conseguí mi billete y de veras que fue con uñas y dientes, ya que, cuando salí del recinto, vi que tenía las manos ensangrentadas de agarrarme con fuerza al cristal para que nadie se colara. De la tensión que tenía ni me di cuenta de que me estaba cortando! Pero bueno, conseguí el billete que es de lo que se trataba. Dos personas mas delante de mí y me hubiera quedado sin billete, ya que me tocó la anteúltima plaza en el bus!


Menuda odisea el autobús de la muerte aquel! 38h seguidas hasta Chengdu! Era un autobús cama, pero de cama permanente y de unas dimensiones reducidísimas. Mira que yo soy pequeño y aún así no entraba. A demás como es cama todo el rato, no te puedes incorporar y tienes que ir tumbado. Yo, 38 HORAS TUMBADO!!! Jamás en la vida!!!


Bueno, finalmente, tras 38h de bus, 38h tumbado, 38h de sonidos chinos que son de lo mas desagradables, 38h de musicales chinos que son infumables, 38h de humo de tabaco, porque fuman como carreteros y 38h de olor a humanidad (menos mal que llevaba 4 días sin ducharme y ahí es donde les di yo pal pelo!), llegué sobre las 23:00 a Chengdu.


Tras montar todo el alforjeo en la bici, le llamé a Nico, el argentino, con el móvil de un chino. Este me anotó en un papel, el templo donde había quedado con Nico, para que se lo fuera enseñando a los taxistas en cada intersección, hasta llegar al templo.


Una vez instalado en casa del argentino, que menuda casa!, me esperaban 7 días hasta que me dieran el nuevo visado y 7 días para gestionar el tema del piragueo.


Curiosamente, al de 3 días de llegar, otro argentino llegó a casa de Nico. Se trataba de Pablo, un tipo que lleva 9 años encima de la bicicleta recorriendo el mundo!! De modo que el resto de los días no me falto compañía ni anécdotas, que el tipo este tiene para exportar.




Ahí estamos Pablo cuando se marchaba, Nico y yo.


33 Llegando a Itaca!

Después de un par de días de descanso y llenar bien el estómago, compré provisiones para unos tres días. Cambié de mapa, ya el último!, pero este no marca las distancias ni el relieve. Es un poco mierda, pero era el único que encontré que me marcaba la zona por donde quería ir.



Parecía que no serían mas d 300Km y desde donde estaba hasta el último pueblo, donde terminaba la carretera mas cercana al nacedero del Mekong, no marcaba ningún pueblo. Fijo que habría algún pueblo, pero por si acaso me aprovisioné de lo necesario para tres días.


Si en tres días no llegaba, tendría que anular la intentona y dar media vuelta, pues tendría que renovar el visado y el sitio mas cercano estaba a unos 800Km, con lo que ya no volvería otra vez aquí.


De modo que con el tiempo apretando, me puse en marcha, sobre las 8:15 de la mañana. Hacía mucho frío, pero ni una nube aparecía en el firmamento, con lo que saldría un buen día para pedalear. Todo no iba a ser bonito y como esto es típico de Nock de Blotas, empozada y se me jodió el cambio! Menudo bajón psicológico. Otra vez se me pasó por la cabeza que igual era otra señal del destino y esta vez igual debería hacer caso y dar media vuelta.


Con todo lo que he pasado y a escasos 300Km del final, ni patrás me rajo ahora!, me dije a mi mismo. Con lo que en la cuneta, retirar todo el alforjeo y a revisar que podría pasar. El cable no estaba roto, con lo que desmonté los mandos y tampoco había nada raro allí. De modo que, algún rozamiento o algo raro sería.. Tal y como vimos al tipo que puso a punto las bicis de Eneko y mía en Vientiane (Laos), retiré el cable, lo lijé un poquito y le eché un poco de aceite. Volví a montarlo y parecía que iba bien! Menos mal. Terminar de ajustar los cambios y a avanzar de nuevo.


Por suerte el sol asomaba ya por el valle, con lo que empecé a entrar en calor. En esta zona poco guiri debe pasar, por que, lo que hasta ahora no me había pasado, me agobiaba la gente, haciéndome círculos, mirándome fijamente, tocando todo,… Hasta tal punto, que una vez que paré en la cuneta para echar un meo, unos obraians pararon el camión y se bajaron para verme. Valla corte de meo! Allí se quedaron hasta que terminé de escurrírmela, ponerme los guantes y marcharme!



Igual no os lo creéis, pero esa foto es mientras meaba, dándome la vuelta. Mirar que atención ponen, increíble, no perdían detalle! Jajaja


Pedaleé como 2h por un valle interminable sobre una carretera en muy buen estado y en una infinita recta, rodeado por montañas nevadas. Parecía mítica carretera de Texas donde las rectas son interminables, no pasa nadie, se te estropea el coche y unos bandidos te asaltan.


Sobre la una y media del mediodía me entró un poco hambre, pero no me apetecían unos cacahuetes ni galletas, sino algo mas consistente. A lo lejos, vi una carpa y paré a hacerles señas de comida. Me dijeron que si y me invitaron a pasar. Que suerte que en mitad de aquella nada, estuviera esta familia. No tenían gran cosa, pero una especie de churros, muy típicos por aquí, acompañados de lo que sorprendentemente parecía yogurt, entraron de lo lindo.



Menos mal que me paré a tomar algo, por que a lo lejos se veía una gran subida. La aproximación al puerto, fue eterno. Como era una interminable recta, veía todo el rato el comienzo de la ascensión, pero nunca llegaba. No se que me pasó, pero las fuerzas me empezaron a flaquear. No me sentía nada bien, como sin fuerzas y desganado, no me apetecía pedalear mas. Me forcé a parar antes de la ascensión a tomar unos cacahuetes, descalzarme y reposar un poco al calor del solcito.


Sin ganas, me puse de nuevo en marcha y la pereza que tenía, no me dejaba casi avanzar. Decidí ponerme un poco música y aquello fue la revolución. Como un chute de adrenalina, la música me transportó a otra dimensión, pensando en la familia, amigos, novia, Euskadi,… llegué a lo alto. Yo que pensaba que ya había hecho el último puerto, pues no! Subí a 4.500m, desde donde pude ver el espectacular valle del que venía.


Después de una suave bajada, llegué al cruce, donde tendría que tomar una carretera secundaria de estas que en el mapa las marcan como malas, para llegar hasta el final de la misma donde me esperaría Zaduo, a unos 170Km. Que ilusión ver que solo me quedaban 170Km. Eso quería decir que si apretaba un poco, en 2 días estaría allí y no en tres!


Justo en el cruce había unos monjes fuera de una casetas. Les hice señales de comer, pues el yogurt y churros ya estaban digeridos y eran las 15:00. Tomé unos noodels instantáneos, te y un poco de sampa, que me supo hasta buenísimo. Compré un poco de agua y me dirigí a aquella carretera secundaria.


Increíbles parajes por los que discurrí a través de esa maravillosa carretera. Digo maravillosa, porque estaba asfaltada y no era pista como yo me esperaba en un principio. En pocas ocasiones se puso de tramos de piedras y baches. Era un continuo sube y baja por unos valles preciosos.


La carretera se portó conmigo, pues no me deparó ningún puerto mas. Por esta zona, a demás me encontré con muchos penitentes de esos que van caminando, haciendo esas postraciones cada paso, hasta quién sabe donde. Cómo me alucinaba esto, me parece un sacrificio terrible.


Se notaba que estaba ciclando a gran altura, sobre unos 4.200m, porque a partir de las 18:00, me tuve que poner el forro polar, del frío que hacía. Sobre esta hora me entró un dolor de cabeza y unos escalofríos terribles, acompañados por dolores de tripa constantes. Creo que fue una insolación. En todo el día no hubo ni una sola nube y a esas alturas el sol casaca de lo lindo. Pero como hace frío no sientes cómo te está pegando en la cabeza, con lo que fui todo el rato sin gorro. Esa es mi conclusión, no soy médico, así que podría ser cualquier otra cosa, mal de altura,…


Tras estar un rato sentado para ver si se me pasaba, continué la marcha. Cuando el sol se empezó a ocultar entre las montañas nevadas, el frío era mucho mas palpable. Ya iba siendo hora de buscar un buen sitio para acampar. Acampar en aquella zona iba a ser todo un lujo, aunque el frío que iba a pasar no me apetecía tanto.


Sobre las 19:00, sentí, cómo una moto estaba detrás de mí sin adelantarme. Durante un buen rato estuvo ahí detrás. Decidí mirar para ver como sería aquel personaje y al mirarle me hizo un gesto como de dormir. Le hice seña de que en la hierba, a lo cual el me hizo un gesto de dormir con el. No había cosa que me hiciera mas ilusión, que dormir en casa de una familia tibetana en aquel paraje y a esa altura, para ver como viven.


Ya no tenía casi fuerzas y había pensado en parar ya, pero como pude, seguí 7Km mas a aquel tipo. Me tocaron subir algunas cuestas y en cima en no muy buen estado, pero la sensación de calorcito de una casa, hizo que sacara fuerzas. Madre mía cuando me señaló donde estaba su casa! Estaba en lo alto de una colina entre unas rocas. Menos mal que cuando dejó su moto, vino a ayudarme a empujar la bici por aquel pedregal!


La recompensa fue increíble. Unas vistas excelentes a las montañas nevadas de enfrente, que los últimos rayos de sol doraban de un color anaranjado aquellos picos, de mas de 5.000m.


Esta casita era diferente a la de los tibetanos del valle de menor altura. Aquí las casitas son mas recogidas. Son una única habitación, donde está la cocina de leña, el salón y unas camas a base de camillas del ejército rodeando el habitáculo. Se estaba increíblemente a gustito. Me sirvieron una taza de te de leche de Yak, aunque con manteca, pero que me sentó de goce, acompañado de unos curritos. Me colocaron una silla cerca de la cocina para que entrara en calor.


Por señas y lo poco que entiendo, manteníamos todos escuetas conversaciones, mientras preparaban la cena. Un vecino se quedó a cenar con nosotros, me imagino que avisado por la familia, quienes les habrían dicho que había un huésped guiri. Un arroz, acompañado por un cocido de Yak con verduritas, me supo a gloria.


Con los 123Km que llevaba encima, estaba que me caía. Ellos se dieron cuenta y me prepararon la cama, indicándome que si quería podía dormir. Caí en un profundo sueño mientras escuchaba como conversaban entre ellos, sigilosamente para no despertarme.


A la noche, cuando tuve que salir a la calle para mear, pues el cuarto de baño es el campo, un cielo despejado, me deleitaba con el estrellato del que a solo esas alturas puedes apreciar tan increíble. Si no fuera por el frío que hacía, me hubiera quedado un largo rato disfrutando de semejante espectáculo.


A la mañana, holgazaneé un poco pues el sol no asoma hasta bien entrada la mañana y el frío para pedalear es bastante intenso. Tras un te con unos churros y un poco del yogurt de ese casero, de la leche de sus Yak, me puse en marcha.


Con una familia tibetana tan maja, a esas alturas, en el plató tibetano, era de obligado, sacar la bandera! Solo quería sacarla cuando hubiera culminado la parte en bici, pero este era verdaderamente un buen momento.


Tenía por delante unos 111Km para llegar a mi destino. Muy abrigado salí de la casa de esa familia tan hospitalaria. Pronto entré en calor, porque un nuevo puerto a 4.500m me estaba esperando. Se conoce que estaba bastante alto, porque no tardé mucho en subir ese puerto. Otro increíble valle hizo las delicias de mi vista y mis piernas (debido a la ausencia de subidas). Pero pronto vislumbré un pedazo de puerto, que hizo que me cagara encima. Aquí pensé que alguien me tendría que remolcar porque no me veía capaz de subir semejante cuesta y tan larga.


Aproveché para repostar unos cacahuetes y unas galletas, junto con una mandarina, para tener algo de fuel para afrontar semejante barbarie. Cuando no habría hecho ni la mitad de la subida, paré a descansar un poco y tomar unas fotos de las increíbles vistas del valle por el que había venido pedaleando.



Se veía todo lo que me quedaba y encima, seguía subiendo al dar la vuelta a la montaña! Menos mal que la música hace milagros y evita que te centres en el dolor de piernas, culo, fatiga y demás molestias.



Una vez arriba, como siempre, las vistas no dejan de asombrarte. Yo que pensaba que había terminado con los puertos!! Ja! Que iluso. Esta vez me puse a 4.712m! Creo que nuevo récord, ya he perdido la cuenta. Esperaba que por lo menos ya hubiera sido de 5.000m! Pero ahora ya si que no quería mas récords, estaba cansado de tanto puerto y me quedaban 80km todavía.


Una excelente bajada, a través de una zona estrecha, encajonada por las montañas que a ambos lados del camino se erguían, me llevó de nuevo a una ligera ascensión. Las fuerzas ya las tenía bastante minadas. A demás, no se si os pasará también, pero empezaba a sentir ese cansancio y sensación de derrota, típico del momento en que va a llegar el fin de algo, ya sean exámenes, fin de una carrera,… Lo que sea, ese momento de agotamiento, cuando ves próximo el fin!


Pues sintiéndome así, un nuevo puerto tuve que afrontar y con este un nuevo récord, 4.760m! y encima después de otros dos de mas de 4.500!


A demás las vistas a pesar de ser increíbles, no eran nada halagadoras, pues una masa montañosa se extendía ante mi! Ya no quería mas puertos. En menos de 60Km llevaba ya un ascenso acumulado de mas de 2.200m, lo cual es bastante y encima tirando del peso de las alforjas.


Pero por suerte, la carretera discurría entre las faldas de aquellas montañas, descendiendo ligeramente entre los valles generados por los ríos. Hasta que de pronto, llego a un valle surcado por un gran río. Efectivamente, era el Mekong! Y aunque parezca mentira, a esta altura, el agua del Mekong, no era marrong!!


A partir de aquí, increíbles 26Km ciclando a orillas del Mekong, 10 de los cuales fueron por un cañón precioso. No tan agresivo como el Tiger Leaping Gorge del Yangtzé, pero igualmente maravilloso.



Cuando por fin, vi el pueblo, mi destino y primer objetivo de este proyecto, las lágrimas se me salían y no pude contener de nuevo la llorera. Si tan solo tuviera que pasar por aquí, no hubiera soltado ni un mísero sollozo. El pueblo, es horroroso y en cima es súper grande, cosa que no me lo hubiera imaginado, siendo el último pueblo de una carretera. Pero el hecho de ser el final de una etapa, la culminación de un objetivo, con el que había soñado en repetidas ocasiones, hizo que una tremenda emoción se embargara de mi.


Ya había llegado a Itaca y efectivamente no me reportó nada, ya digo que no me gustó nada, pero, no me importó, porque lo realmente bonito de Zaduo (Itaca), ha sido el viaje, sus experiencias, sus gentes, sus paisajes, increíbles momentos, emociones,…


Estoy satisfecho y orgulloso a la par que emocionado y feliz!


“Gracias Avispa, te has portado como una campeona!!!”








32 la nieve

Después de una dura noche, prontito me puse a recoger la tienda y a montar el alforjeo, pues tenía que deshacer lo andado hasta el lago, mas lo que debía hacer para llegar a Serxú. Aquí me despediría de Nico, ya que el haría lo mismo, pero en tres días y no en dos como, me había propuesto yo, para poder hablar con la familia y María.



Curiosamente creíamos que estábamos en el lago, pero no! Estábamos a tan sólo 1Km de él, pero al ser de noche cuando llegamos y al ver mas tiendas montadas, supusimos que ya habíamos llegado. Total que me quedé sin ver el lago, ya que empezaba a nevar y quería ir al pueblo lo antes posible para comer algo y emprender la marcha a Serxú.


Llegué al pueblo empapado, pues la tormenta de nieve se puso peor, pero en el restaurante, aproveché a poner las botas guantes y calcetines cerca de la chimenea. Cuando ya hube terminado de ponerme las botas (a comer), pues no sabía si en algún punto de la etapa iba a poder comer, ahora si, me puse las botas y en marcha.


Al principio, la etapa fue muy tranquilita, los primeros 30Km. Pero luego, ya vi asomar el puerto que me había dicho Nico que venía. Había que subir a 4.600m y con la tormenta que había caído hacía unas horas, se veía arriba a lo lejos la carretera que discurría por el monte completamente nevado. Daba miedo mirar para arriba y ver lo que me esperaba. Para empezar bien la ascensión, un perro tibetano me animó a comenzar a toda pastilla. Me siguió como 500m y eso si que daba miedo. Los perros tibetanos son enormes, son como una mezcla fiera entre mastín y rodwailer, los usan para que defiendan al ganado y a algún que otro ciclista, porque al resto no les hacen ni caso (ya sean motos, carros, caminantes,…).


Cuando habría hecho unos 3Km de duro ascenso vertical, una nevada empezó a caer, cundo la carretera, para colmo desaparece y da paso a una pista pedregosa embarrada. No se si sería que llevaba mas de una semana pedaleando por puertos del copón y sin descansar ni un día, o que la subida era realmente dura o el frío no dejaba calentar los músculos, pero me estaba costando horrores subir aquel puerto.


No pasaban casi vehículos, pero cada vez que pasaba algún camión o pik up, me entraban unas ganas terribles de decirles que me subieran. Pero decidí dejar que ellos se apiadasen de alguien que estaba subiendo aquella barbaridad y nevando.


Tras una hora de durísimo ascenso, llegué a la cima y agradecí que nadie se hubiera apiadado, ya que la satisfacción de hacer aquel puerto del tirón y bajo esas duras condiciones era inigualable.



La bajada no fue menos. La carretera estaba destrozada, con lo que con un frío del carajo y casi sin frenos, tardé otro tanto en llegar a bajo. El barrizal que por momentos tenía que atravesar, me hacía recordar a las empozadas vividas con Eneko, pero esta vez sumándole frío, nieve, altitud y soledad.


Una vez llegado abajo, entré de nuevo a una extensa llanura típica del plató tibetano donde solo te acompañan los Yak y alguna carpa de los ganaderos. Pasé cerca de un pueblecito situado en la ladera de una montaña, donde solo parecían habitar monjes. Creo que era un complejo de monjes budistas, que habían encontrado aquel lugar ideal para sus meditaciones.


Al de poco de dejar este pueblo, me encontré con una Polaca que iba también en bici. Curiosamente iba a ese pueblo, que le habían dicho que alojaban a los turistas que se pasaran. Estaba un mes de vacaciones por estos lares y como íbamos en direcciones opuestas intercambiamos información brevemente, ya que hacía bastante frío y viento.



La Polaca me comentó que tendría otro puerto en unos 30Km y que justo antes de la ascensión tendría un pequeño establecimiento donde comer algo. De lo malo malo, parecía que iba a poder reponer algo antes de empezar a subir.


Ya llevaría como 30km y no había visto ningún establecimiento, tan solo algún pequeño pueblo. Serían las 16:00 y empecé la ascensión, cuando una pequeña furgoneta, que venía en sentido contrario, para y me pita. Paré y al mirar para atrás, vi que un guiri asomaba la cabeza. Retrocedí para saludarle y curiosamente eran un grupo de tres ciclistas, que viendo las subidas que les esperaban y el mal tiempo que estaba entrando, decidieron avanzar en auto. Al preguntarles por algún establecimiento donde tomar algo, me dijeron que nada hasta después del paso.


El paso anterior me había dejado bastante roto y no me apetecía nada enfrentarme a otro sin comer nada, pero bueno, es lo que tocaba. Al de poco, comienzo a ver que a lo lejos una cortina de nieve o lluvia acechaba. Efectivamente, era nieve y todavía no habría hecho ni la mitad del ascenso.


Por suerte un camión me paró y se ofreció para llevarme. Esta vez gratamente accedí a ello pues la cosa se ponía muy fea. Metimos la bici y las alforjas en la parte trasera y me dijeron que entrara con ellos en la cabina. Menos mal que me recogieron, porque la cosa se puso muy fea y no había ningún sitio donde refugiarse.


Por suerte iban a Yusú, donde en unos días yo llegaría. Serxú, que es donde quedé con Nico que le esperaría, pues el de aquí marcharía para su casa en Chengdu, pillaba de camino. De modo que viendo como estaba la cosa, les dije que me llevaran hasta allí.


La verdad es que al principio fue gracioso el tema del camión, con la música china que llevaban tipo la macarena, a todo volumen y cantando. Digo al principio, porque el estado de la carretera hacía que el traqueteo fuera continuo y los tremendos botes hacían que estuviera intranquilo por el estado de la avispa.


Por el camino recogimos también a un par de camioneros que se habían quedado tirados. Nuestro camión tampoco es que fuera ninguna maravilla, con lo que cada rato se tenían que parar a hacerle alguna historia.


Ni sé cuantas horas pude estar en aquel camión hasta llegar a Serxú, entre para, para arreglar no se qué, para a arreglar el camión de los otros, ir despacio por los baches,… y encima de noche, ya que anocheció al de nada de montarme, no sé ni como fue el paisaje.


Una vez en Serxú, me quedé a dormir en el mismo sitio donde se quedaron ellos. Un tugurio de mala muerte, pero de lo cansado que estaba hasta me dio exactamente igual, caí rendido.


A la mañana siguiente, nada mas levantarme, me fui a buscar otro alojamiento donde esperarle a Nico y a buscar Internet. Creía que el sitio debía ser turístico, pero nada mas lejos de la realidad. No encontré nada decente y menos Internet. Para colmo me sentí un poco agobiado, ya que fuera a donde fuera, manadas de chinos se paraban a mirarme, toquetear todo, seguirme a todas partes,… El ambiente de aquel pueblo no me gustaba nada, no me sentía a gusto y no había Internet, con lo que un poco tarde, pero decidí ir tirando para Yuxú.


Ah! Por cierto, el traqueteo debió ser tal, que la parrilla delantera se rompió por el punto de soldadura derecho, el último, con lo que nuevamente me soldaron la parrilla. Esta vez no hay foto porque me lo hicieron sin tener que bajarme de la bici y a demás ya habéis visto varias fotos.


Con un disgusto de la leche me marché de aquel pueblo que me trajo muy malas vibraciones. Para colmo, nada mas salir, lo primero que tuve que hacer fue quitarme la ropa ya que un puertecito me estaba esperando. Por suerte solo fueron 25min de subida y entré de nuevo en un plató increíble, aunque eso si con un frío que me cortaba la cara!



Serían como las 11 de la mañana y el sol no terminaba de asomar. Las manos ya no las sentía. Al pararme para calentármelas con el aliento, oigo que me llaman desde el otro lado de la carretera. Se trataba de una tibetana ganadera, que me llamaba desde su tienda. Me hacía señas como de ir allí a poner las manos al fuego. Encantado, dejé la bici tirada en la cuneta y me dirigí hacia la tienda.


No os podéis hacer a la idea de lo a gustito que se está dentro de esas tiendas. No tienen mas que una especie de cocina de leña, unas colchas con unas mantas, unas sillas y unas pequeñas estanterías donde dejar los cacharros. Pude comprobar, que efectivamente, la mierda de Yak la usan como combustible. Tomé un poco de te de leche de Yak y esta vez no tenía manteca, con lo que hasta repetí de lo bueno que estaba. Cuando ya hube entrado en calor, agradecí la hospitalidad y me puse en marcha, ya que no sabía donde terminaría ese día, pues hasta Yusú, había como 160Km y con algún puerto mas.


Tras una interminable recta, pero en la que el viento a favor me acompañó, llegué a un pueblo fantástico, lleno de monjes. Se trataba de Serxú Temple. Era otro gran complejo budista donde numerosos estudiantes recibían lecciones y se alojaban allí. Por suerte en ese maravilloso sitio, había un recinto donde te servían comida. Sin saber que es lo que me vendría por delante, me puse morado y comí una de las mejores carnes de Yak que he probado.


Con el estómago bien lleno, me encaminé por unas maravillosas praderas, que a pesar de no estar iluminadas por el sol, seguían conservando algo mágico, que solo aquí en este plató lo puedes sentir. Ciclaba a orillas de un riachuelo, que aún haciendo un frío de tres pares, hacía las delicias de los Yak. Incluso pensé que igual serían aguas termales, ya que los animalitos parecían estar muy a gustito.


Comencé una ligera ascensión, muy poco pronunciada, pero con intenso viento en contra que no me dejaba pedalear a gusto. De echo, casi no era subida, pero de lo fuerte que soplaba el viento, tenía que ir en catalina pequeña, qué desesperación!


El caso es que ese entorno no me estaba dando muy buenas sensaciones, notaba como que una subida estaba al acecho, pero pensaba que serían tonterías mías. Pero mi inconsciente, no estaba equivocado, a la salida de un giro, vi como ante mí se alzaba una larga ascensión. No era muy alta, pero la ausencia de zig-zag hacía que se viera muy dura aquella subida.


El viento en contra hacía incluso mas dura la ascensión, e incluso en carretera asfaltada, tuve que poner el 1-2, es decir, catalina pequeña y el segundo piñón, casi el mas blando de todos.


Por fin y muy a duras penas, llegué a lo alto de aquel puerto, que en realidad, no era tanto, pero me costó lo suyo. Supuestamente el último puerto que subiría en este proyecto (a 4.700m que no es tontería)!!


Parece ser que el destino quería despedirme de los puertos merecidamente y me brindó una preciosa estampa. Ya os he comentado, que en Tíbet, los pasos de alta montaña, están llenos de banderas y papeles, que son textos religiosos, que lanzan al aire tras unas palabras y seguido de un grito, para que les traiga suerte en el viaje y por estar lo mas cerca de Buda (por la altura). Pues el caso es que, mientras paraba un rato para contemplar las vistas, llegaron unos motoristas y un monje y pude contemplar el ritual!! Muy emocionante, poder ver y sentir cómo lo viven.


Mereció la pena el sufrimiento solo por este momento!


Bueno y para recompensa, la pedazo de bajada con unas excelentes vistas de los montes nevados al fondo, acompañado por el ocre del pasto de las laderas.


Increíble fue la bajada, menos mal que no iba al revés, por que subir por aquella bajada, tiene que joder lo suyo! Tardé bastante en bajar y una vez hecho la parte mas empinada, por suerte se seguía descendiendo a orillas del río y por una carretera muy buena. Nuevamente me parecía estar pedaleando por una de esas carreteras del anuncio de BMW y encima no circulaba ningún coche. Era toda para mi!


“Te Gusta Pedalear?”


Esa carretera, finalmente me condujo hasta el pueblo que, en el mapa, había visto como grande para poder haber algún alojamiento. Efectivamente, había alojamiento, pero bastante cutre y a demás sin ducha, ni comunal ni nada, no había duchas en el pueblo. Llevaba mas de 10 días sin ducharme, con lo que me apetecía duchita. Viendo que hasta Yusú, solo quedaban 50Km, aunque ya llevaba 100, pero todavía había luz, me aventuré hacia allá. La verdad es que eran mas las ganas de hablar con María, que la ducha, lo que hizo que sacara fuerzas para tirar otros 50Km.


Los primeros 25Km los hice en un Santiamén, ya que era un ligero descenso siguiendo el curso de un río. Luego se acabó lo bueno y seguí el curso de otro río, pero esta vez el río bajaba y yo subía. Anocheciendo y a falta de 12Km un viento empezó a soplar en mi contra, vislumbrando al fondo cómo una tormenta se dirigía hacia mi.


En un cobertizo paré rápidamente en cuanto las primeras gotas empezaron a azotarme. Allí, con un frío que me impedía mover los dedos, a duras penas conseguí ponerme el forro polar, el chubasquero y los pantacas de agua. Como llevaba desde las 13:30 sin comer nada y serían las 19:30, me terminé las últimas galletas y chocolatina, para afrontar los últimos kilómetros.


Comenzó a llover tanto, que aproveché las bolsas de plástico para ponérmelos sobre las botas y otras que tenía por las alforjas para ponérmelas en las manos de todo lo que tiraba.


De noche y lloviendo como llovía, confiaba en que alguien me parara, estaba cantado! Pero no!! Incluso comenzó a nevar y no me paraba ni chus! Para colmo el frontal empezaba a hacer extraños, se estaba quedando sin pilas! Por suerte un alma candida se apiadó de mi, no tenía sitio para meterme en su todo terreno, pero si hubiera tenido una pik up, este tipo me hubiera llevado. El caso es que este tipo, se vino hasta Yusú detrás de mí alumbrándome el camino y para que el resto de vehículos me vieran!


Un invento lo de las bolsas de plástico, porque ni pies ni manos tenía mojadas! Una vez en el pueblo este, que supuestamente es turístico. De echo tenía unos cuantos sitios apuntados y una foto que saqué a una guía para cuando llegara aquí! Pues imposible encontrar sitio para dormir. Estaba todo como muy raro, mucha policía, mogollón de carpas por todos lados, la calle súper bacheada,… Pensé que al ser de noche, no encontraba bien las cosas. Vi un cartel de hotel, con lo que allí fui a preguntar. Tenían ducha, pero me pedían un dineral, para ser China. Pregunte en 2 sitios mas que conseguí ver y también eran caros, menos, pero sin ducha.


Total que como me apetecía un montón ducharme, pague lo que me pidieron en el primero y le quedé como el rey! Mereció la pena por una duchita. Salí a ver si me daban algo de cenar, porque ya era un poco tarde y cerquita me dieron unos noodels buenísimos. Pero lo de Internet tenía pinta de estar muy complicado.


A la mañana siguiente me fui a buscar otro establecimiento, algo mas barato pero sin ducha. Me recorrí el pueblo para ver si encontraba Internet o algo en plan turístico. El caso es que viendo la foto de la guía, estaba en la calle principal donde se suponía estaba todo el meollo. Pero allí solo había carpas, edificios derruidos, policía por todos lados, ruido de generadores, puestos de socorro ambulantes,… De repente me doy cuenta! Coño! Si estoy en Yusú! Donde hacía un par de semanas me habían dicho que aquí en Mayo hubo un terremoto tremendo. Así que todo encajaba.


Ese día me lo pasé intentando encontrar Internet y finalmente a las 20:30, unas chicas me dicen que las siga. Entre edificios derruidos, llegamos a una explanada donde había un montón de carpas. Entramos en una de ellas y me cago en la mar!! Mogollón de ordenadores con butacas que se te va la olla! Pero vamos, como para saber que ahí dentro habría semejante ciber!!


El caso es que por fin con Internet, me quedé un par de días reposando y escribiendo todo lo que os he contado de los últimos 12 días mas o menos. Por eso igual no ha estado a todo detalle, pero después de las palizas, lo último que me apetecía era escribir.


Para que os hagáis una idea de cómo está el pueblo, en esas carpas estaba el ciber, donde supuestamente antes había un edificio.



31 Joder con el reloj

Por fin, dese que estoy con Nico, un día que salimos pronto. Yo, a las 7:00, me levanté para ver desde el balcón el amanecer por las montañas. Al bajar al establo a por los calcetines, que estaban en las alforjas, allí estaba la madre ordeñando un Yak. Vaya susto que me pegó. El caso es que como vio que estaba despierto, subió arriba y le levantó también al pobre Nico.



Nos pusieron otra vez el te ese y “Sampa”, que es harina de cebada con el te ese, hecho una masa. Es una plasta que no hay quien se lo tome. Como no había otra cosa, yo me lo comí. Al final hasta le empiezas a sacar el gusto y todo. Nico le dio un bocado y lo dejó de la misma. El caso es que debe tener muchas calorías y para el mal de altura parece que viene muy bien y con la trayectoria que llevamos de no comer nada en todo el día, pues me lo comí todo.


Como digo salimos prontito de allí, sobre las 8:20. Eso si, como el valle era súper cerrado, no pegaba nada el sol y hacía un frío increíble. En las pocas zonas donde pegaba un poco el sol, que se colaba entre los huecos del valle, nos parábamos un rato a calentarnos antes de seguir.


Pasamos por algún pueblo que otro precioso, pero nada de sitios donde comer algo y calentarnos.



Al de unos 30Km y como habían dicho la tarde anterior, llegamos aun pueblecito donde había mas movimiento. Allí aprovechamos para tomar una sopa de noodels y coger algunas provisiones por si acaso. Nos sorprendió la marcha que había en aquel establecimiento. Perdidos en aquel valle en mitad de la nada y la tipa tenía un equipo de música del copón y con una marcha alucinante. Nos lo pasamos teta esos 20 minutos que estuvimos allí. Y para cuando empezamos de nuevo a pedalear, el sol ya estaba alto y nos empezó a calentar un poco.



En cuanto salimos de aquel valle, nos metimos en un cañón, creado por uno de los afluentes del río Yangtze. Durante casi 200Km ciclamos 2 días por la carretera que discurre a la vera de este río. Lo bueno de esto es que no tuvimos grandes desniveles en lo que duró esta carretera.


Numerosos pueblecitos se asientan en los márgenes de este río, con lo que poder aprovisionarnos, aunque fuera de unas galletas y un poco de bebida, no resultó muy complicado.


El paisaje era precioso, pero al final, tantos kilómetros por este mismo entorno, se hizo un poco pesado. A demás el sube baja era interminable y para colmo el viento lo teníamos en contra y era continuo.



Se notó, que no tuvimos que sortear ningún paso de montaña, porque para las 17:00, ya estábamos en Xinlong. Allí nos encontramos con otro ciclo. Se trataba de Martino, un Italiano que venía desde Italia pasando por Rusia y Kazajstán.



Se trataba de un tipo muy peculiar, de 26 años que acababa de terminar la carrera de educación física y se tomaba un año de ruta con la bici. Una máquina de tipo, pues solo viajaba con dos alforjas traseras y sin llenarlas!


El caso es que como no conseguía alojamiento, había pensado en dormir con la tienda, pero al encontrarse con nosotros y sabiendo Nico chino, encontramos un hotel de mierda y se quedó con nosotros.


Cuando le conté las intenciones de bajar el río en piragua, le pareció tan buena experiencia, que me comentó que igual me acompañaba. Íbamos en direcciones opuestas pero el tendría que pasar por Jinghong, ciudad al sur de China donde tengo intenciones de empezar lo de la piragua. El caso es que cuando estuviera allí, me mandaría un mail con lo que hubiera pensado. Así que hasta igual tengo compañero de descenso.


La verdad es que quería vivir esta experiencia del río en solitario, pero teniendo en cuenta las dificultades y complicaciones que puede haber, no es mala idea tener un compañero y a demás creo un poco en el destino y parece ser que nos ha puesto en contacto por algo.


Al día siguiente mas de lo mismo, ciclar por aquel cañón interminable. Gracias a habernos encontrado con Martino, sabíamos que a unos 50Km tendríamos un restaurante escondido en la parte baja de un pueblo. Menos mal que sabíamos esto, porque a escasos 2Km de dicho pueblo, empezó a llover.


Por suerte era ya la hora de comer, así que nos cobijamos en aquel restaurante con un buen cocido. No paraba de entrar gente para vernos, niños, adultos,… todos toqueteando las bicis. Nos quedamos un buen rato allí porque no paraba de llover y cada vez con mas fuerza. Sobre las 16:00, decidimos tirar para adelante aunque lloviera. Nos pusimos unas bolsas de plástico en los pies y a tirar millas.



Nico que terminó antes de prepararse, salió antes. Yo me quedé un rato mas preparándome. Cuando terminé, me despedí de todos los espectadores e inicie el pequeño ascenso. Al de 500m me fijo que Patricio estaba movido, me extrañó y de repente vi que el reloj no estaba!


De mala ostia, di la vuelta y regresé al establecimiento. Ya no había nadie, así que me fui al otro de alado que estaban unos jóvenes tomando algo. Les hice gestos de que me habían robado el reloj. Me cague unas cuantas veces en ellos (en general, no en ellos concretamente porque no sabía si habían sido ellos). Empezó a llegar mas gente y ahí fue cuando me explayé un rato y me desahogué. Diciéndoles que mucho Buda y mucha leche, pero que luego a la hora de la verdad,… Ya ni me acuerdo de lo que les dije, pero hice ver mi enfado.


De mala leche me fui pitando de allí. Al de poco me encontré con la bici de Nico, pero a el no. Estaba cagando en unos arbustos. Le amenicé el tordo contándole la historia del reloj. En realidad es un puto reloj de mierda, pero tenía su historia y me había hecho ilu volver a tenerlo! (ver capítulo “Maldita llanura”).


De pronto aparece un monje en moto, que se para delante de mí y saca del macuto mi reloj! Joder que alegría. Le di unas cuantas veces las gracias y me dijo que uno de los niños lo había cogido. Me pedía dinero por el rescate, pero creo que con las gracias era mas que suficiente.



Todo parecía volver a la normalidad, e incluso el clima mejoró y nos obsequió con unos rayos de sol. Pasamos por unos sitios muy chulos. En uno de ellos donde paramos a tomar un refresco, nos dijeron que mas adelante encontraríamos un típico puente tibetano de mas de 500 años, reconstruido.


Algunos especímenes tipo el prota de “La Casa de la Pradera”, pero en tibetano, nos sorprendieron por el camino.



Ya parecía que el cañón lo íbamos a abandonar, pues una dura subida nos esperaba y para colmo toda embarrada y atardeciendo. Nos costó como una hora y media salir de aquel cañón y por aquella pista, cuyo barro te agarraba fuertemente impidiéndote avanzar.



Salimos de aquel lugar con los frontales. Ya era de noche y no se veía ningún signo de civilización. Por lo menos la carretera pasó a ser asfaltada y al de unos 45 minutos, tras subir un repecho, vimos algunas luces. Paramos un auto que se dirigía hacia nosotros. Nico le preguntó cuanto quedaba para Ganzé y nos contestó que unos 10Km y bastante llano. Menos mal que si que era llano, por que teníamos unas ganas horribles de llegar.


Sobre las 21:30 conseguimos alojamiento, nuevamente sin ducha, con lo que hacían ya como 8 días que no nos duchábamos. Una cena de escándalo reparó por completo todas nuestras fuerzas.


Con la luz del día pudimos ver lo grande que era el pueblo este. Parece mentira que en medio de la nada y a estas alturas, pueda haber semejante concentración de civilización.


A partir de aquí ciclamos por unos valles rodeados por las montañas nevadas de las “Chola Montains” de mas de 6.000m de altura.



Entramos ya en una zona donde son famosos sus templos tibetanos, donde cada poco encontramos uno, cada cual mas bonito y en entornos espectaculares. En una recta, vi a lo lejos cómo dos personas vestidas con los típicos atuendos de los monjes se levantaban y se agachaban continuamente. Resulta que se trata de un tipo de peregrinación. En cada paso se tienen que arrodillar, tumbar y dar una palmada, haciendo un sonido con las maderas que llevan en las manos. Increíble lo que tiene que suponer eso. Eso si que es una auténtica penitencia. Lo mejor será que veáis el vídeo, que os aclarará mejor el proceso.

Por lo que me comentan, estos deben estar yendo al templo mas cercano, ya que sus ropajes están bastante bien conservados. Pero existe una peregrinación, haciendo este ritual, hasta el “Potala”, principal templo tibetano que se encuentra en la capital de Tíbet, en Lhasa. Llegan a tardar hasta 2 años en hacer la peregrinación, sin comida ni agua, sólo aceptando lo que se les ofrezca, pasando por puertos de mas de 5.000m, hasta llegar allá. Debe ser increíble el aspecto que presentan, con las ropas estropeadísimas, en los huesos y casi sin fuerzas.


Parece ser que estos se dirigían a este templo. Preciosa estampa con los montes Chola nevados detrás y el ocre del pasto terminando de dorar el ambiente espiritual de esta zona.


Durante el pedaleo por este impresionante valle, nos encontramos con un peregrino en medio de sus oraciones. Parecía que me encontrara metido dentro de la novela de “Siddartha” y acabara de ver a mi amigo Govinda cuando era un Samana del bosque.


Me llamaba la atención que en los muros orientados al sur de las casas, hubiera plastas de caca de Yak pegados. Luego me enteré, que recogen la mierda para dejarlos secar y así luego usarlos de combustible. Curiosamente hasta quedaba bien y todo!


Nuevamente tocaba subir un puerto de 4.400m, se acabó lo bueno de ir a orillas de un río. Una tormenta de viento y nieve amenazaba con azotar, con lo que esta vez no le esperé a Nico en lo alto, sino que seguí adelante, para bajar el pedazo descenso que venía y poder encontrar algún refugio.


Curiosamente cuanto mas bajaba, las nubes se alejaban mas, hasta tal punto que cuando llegué abajo del todo un sol radiante me calentaba la espalda. Aproveché para parar en una roca a orillas de un río y así esperarle tranquilamente. Arreglé con un poco Loctitte y cinta aislante el botellín, ya que me perdía agua por una rajita.


Mientras me quitaba el Loctitte de las yemas de los dedos, un chaval con su hermano pequeño, paro delante mio la moto. Se bajaron y se quedaron mirándome un buen rato. El joven rondaba la bici y toqueteaba. No me daba buena espina, así que le indiqué que no tocara nada y se pusiera delante de mí, pues la bici quedaba a mis espaldas.


Nuevamente volvió a rondar la bici. Esta vez no le hice ni caso y seguí quitándome los pegotes de las yemas. Al de un rato me preguntó a donde iba, le contesté y se subieron a la moto. Metió primera y salió con un acelerón de la leche. Normalmente van suave y a pocas revoluciones para no consumir. Esto me sorprendió, miré para atrás y vi que el reloj no estaba!! Me cago en la puta!! Pero como seré tan tonto!! Mira que me lo había olido al principio y luego por confiado no comprobé que todo siguiera igual.


Me entró una ira y una impotencia, que no os lo podéis imaginar. Mira que está claro que el destino de ese reloj es ser robado o que no llegue a casa conmigo.


Cuando llegó Nico y se lo conté, no salía de su asombro. Suerte que mas adelante me pasó una cosa que mitigó el enfado que tenía. En un tramo que se puso muy malo y bacheado, pero con un extenso pastizal donde infinidad de Yak pastaban, paré a esperar a Nico. Mientras estaba sentado se acercaron dos tibetanas a curiosear. Aproveché para sacarlas unas fotos. En una de estas, mientras les estaba enseñando las fotos, le indiqué a una de ellas que me tirara del dedo índice. Extrañada me cogió del dedo y lo estiró, en ese momento me tiré un pedo sonoro escandaloso que no os lo creéis! Bueno pues las risas que pudimos echar!! Las tipas tiradas por el suelo partiéndose la caja y yo llorando de la risa! La verdad es que fue un momento súper gracioso que me ayudó un montón a olvidarme de lo del reloj. Que pena, no haber grabado aquel momento en vídeo.


A la de la derecha le hice la tontería de “tírame del dedo!”.


Tanto hablar de Yak y todavía no he puesto ninguna foto, ahí va una de uno cruzando tranquilamente la carretera. Son súper panchitos, no se inmutan ni con bocinazo de camión.


Y otra de alguna de las muchas manadas que te vas encontrando.


Anocheciendo, llegamos a Manidango. Nico decía que a unos 13Km había un lago donde poder acampar. A mi no me hacía mucha gracia ir allí, para montar de noche la tienda, amenazando con llover y para el día siguiente tener que deshacer lo andado y encima esperándome dos duros días de pedaleo, ya que me despediría de Nico para llegar lo antes posible a un lugar con Internet, poder hablar con la familia y la novia de una vez y esperarle allí a que llegara.


No me hacía gracia como digo, pero cenamos algo y nos fuimos con los frontales para el lago. Pues al de poco empezó a llover y a caer granizo. La carretera estaba fatal y llevábamos una hora y no se veía nada del lago.


Al final encontramos la desviación que nos habían dicho y vimos que había mas gente acampada (chinos claro). Por suerte paró de nevar y pudimos montar a duras penas y con un frío del copón, la tienda.


Yo le había dejado a Eneko el saco de invierno para que se lo llevara a casa, pues sino, no podría cargar conmigo la tienda y los medicamentos, así que lo sacrifiqué. Pues en buena hora hice eso! Con el saco de primavera-verano, me estaba congelando. Suerte que tenía el plumas que me prestó Ángel, lo cual hizo que sintiera que estaba cerca de una estufita. Muchas gracias Ángel, en serio, por el saco, que al final no lo he usado y por el increíble plumífero!!!