Después de un par de días de descanso y llenar bien el estómago, compré provisiones para unos tres días. Cambié de mapa, ya el último!, pero este no marca las distancias ni el relieve. Es un poco mierda, pero era el único que encontré que me marcaba la zona por donde quería ir.
Parecía que no serían mas d 300Km y desde donde estaba hasta el último pueblo, donde terminaba la carretera mas cercana al nacedero del Mekong, no marcaba ningún pueblo. Fijo que habría algún pueblo, pero por si acaso me aprovisioné de lo necesario para tres días.
Si en tres días no llegaba, tendría que anular la intentona y dar media vuelta, pues tendría que renovar el visado y el sitio mas cercano estaba a unos 800Km, con lo que ya no volvería otra vez aquí.
De modo que con el tiempo apretando, me puse en marcha, sobre las 8:15 de la mañana. Hacía mucho frío, pero ni una nube aparecía en el firmamento, con lo que saldría un buen día para pedalear. Todo no iba a ser bonito y como esto es típico de Nock de Blotas, empozada y se me jodió el cambio! Menudo bajón psicológico. Otra vez se me pasó por la cabeza que igual era otra señal del destino y esta vez igual debería hacer caso y dar media vuelta.
Con todo lo que he pasado y a escasos 300Km del final, ni patrás me rajo ahora!, me dije a mi mismo. Con lo que en la cuneta, retirar todo el alforjeo y a revisar que podría pasar. El cable no estaba roto, con lo que desmonté los mandos y tampoco había nada raro allí. De modo que, algún rozamiento o algo raro sería.. Tal y como vimos al tipo que puso a punto las bicis de Eneko y mía en Vientiane (Laos), retiré el cable, lo lijé un poquito y le eché un poco de aceite. Volví a montarlo y parecía que iba bien! Menos mal. Terminar de ajustar los cambios y a avanzar de nuevo.
Por suerte el sol asomaba ya por el valle, con lo que empecé a entrar en calor. En esta zona poco guiri debe pasar, por que, lo que hasta ahora no me había pasado, me agobiaba la gente, haciéndome círculos, mirándome fijamente, tocando todo,… Hasta tal punto, que una vez que paré en la cuneta para echar un meo, unos obraians pararon el camión y se bajaron para verme. Valla corte de meo! Allí se quedaron hasta que terminé de escurrírmela, ponerme los guantes y marcharme!
Igual no os lo creéis, pero esa foto es mientras meaba, dándome la vuelta. Mirar que atención ponen, increíble, no perdían detalle! Jajaja
Pedaleé como 2h por un valle interminable sobre una carretera en muy buen estado y en una infinita recta, rodeado por montañas nevadas. Parecía mítica carretera de Texas donde las rectas son interminables, no pasa nadie, se te estropea el coche y unos bandidos te asaltan.
Sobre la una y media del mediodía me entró un poco hambre, pero no me apetecían unos cacahuetes ni galletas, sino algo mas consistente. A lo lejos, vi una carpa y paré a hacerles señas de comida. Me dijeron que si y me invitaron a pasar. Que suerte que en mitad de aquella nada, estuviera esta familia. No tenían gran cosa, pero una especie de churros, muy típicos por aquí, acompañados de lo que sorprendentemente parecía yogurt, entraron de lo lindo.
Menos mal que me paré a tomar algo, por que a lo lejos se veía una gran subida. La aproximación al puerto, fue eterno. Como era una interminable recta, veía todo el rato el comienzo de la ascensión, pero nunca llegaba. No se que me pasó, pero las fuerzas me empezaron a flaquear. No me sentía nada bien, como sin fuerzas y desganado, no me apetecía pedalear mas. Me forcé a parar antes de la ascensión a tomar unos cacahuetes, descalzarme y reposar un poco al calor del solcito.
Sin ganas, me puse de nuevo en marcha y la pereza que tenía, no me dejaba casi avanzar. Decidí ponerme un poco música y aquello fue la revolución. Como un chute de adrenalina, la música me transportó a otra dimensión, pensando en la familia, amigos, novia, Euskadi,… llegué a lo alto. Yo que pensaba que ya había hecho el último puerto, pues no! Subí a 4.500m, desde donde pude ver el espectacular valle del que venía.
Después de una suave bajada, llegué al cruce, donde tendría que tomar una carretera secundaria de estas que en el mapa las marcan como malas, para llegar hasta el final de la misma donde me esperaría Zaduo, a unos 170Km. Que ilusión ver que solo me quedaban 170Km. Eso quería decir que si apretaba un poco, en 2 días estaría allí y no en tres!
Justo en el cruce había unos monjes fuera de una casetas. Les hice señales de comer, pues el yogurt y churros ya estaban digeridos y eran las 15:00. Tomé unos noodels instantáneos, te y un poco de sampa, que me supo hasta buenísimo. Compré un poco de agua y me dirigí a aquella carretera secundaria.
Increíbles parajes por los que discurrí a través de esa maravillosa carretera. Digo maravillosa, porque estaba asfaltada y no era pista como yo me esperaba en un principio. En pocas ocasiones se puso de tramos de piedras y baches. Era un continuo sube y baja por unos valles preciosos.
La carretera se portó conmigo, pues no me deparó ningún puerto mas. Por esta zona, a demás me encontré con muchos penitentes de esos que van caminando, haciendo esas postraciones cada paso, hasta quién sabe donde. Cómo me alucinaba esto, me parece un sacrificio terrible.
Se notaba que estaba ciclando a gran altura, sobre unos 4.200m, porque a partir de las 18:00, me tuve que poner el forro polar, del frío que hacía. Sobre esta hora me entró un dolor de cabeza y unos escalofríos terribles, acompañados por dolores de tripa constantes. Creo que fue una insolación. En todo el día no hubo ni una sola nube y a esas alturas el sol casaca de lo lindo. Pero como hace frío no sientes cómo te está pegando en la cabeza, con lo que fui todo el rato sin gorro. Esa es mi conclusión, no soy médico, así que podría ser cualquier otra cosa, mal de altura,…
Tras estar un rato sentado para ver si se me pasaba, continué la marcha. Cuando el sol se empezó a ocultar entre las montañas nevadas, el frío era mucho mas palpable. Ya iba siendo hora de buscar un buen sitio para acampar. Acampar en aquella zona iba a ser todo un lujo, aunque el frío que iba a pasar no me apetecía tanto.
Sobre las 19:00, sentí, cómo una moto estaba detrás de mí sin adelantarme. Durante un buen rato estuvo ahí detrás. Decidí mirar para ver como sería aquel personaje y al mirarle me hizo un gesto como de dormir. Le hice seña de que en la hierba, a lo cual el me hizo un gesto de dormir con el. No había cosa que me hiciera mas ilusión, que dormir en casa de una familia tibetana en aquel paraje y a esa altura, para ver como viven.
Ya no tenía casi fuerzas y había pensado en parar ya, pero como pude, seguí 7Km mas a aquel tipo. Me tocaron subir algunas cuestas y en cima en no muy buen estado, pero la sensación de calorcito de una casa, hizo que sacara fuerzas. Madre mía cuando me señaló donde estaba su casa! Estaba en lo alto de una colina entre unas rocas. Menos mal que cuando dejó su moto, vino a ayudarme a empujar la bici por aquel pedregal!
La recompensa fue increíble. Unas vistas excelentes a las montañas nevadas de enfrente, que los últimos rayos de sol doraban de un color anaranjado aquellos picos, de mas de 5.000m.
Esta casita era diferente a la de los tibetanos del valle de menor altura. Aquí las casitas son mas recogidas. Son una única habitación, donde está la cocina de leña, el salón y unas camas a base de camillas del ejército rodeando el habitáculo. Se estaba increíblemente a gustito. Me sirvieron una taza de te de leche de Yak, aunque con manteca, pero que me sentó de goce, acompañado de unos curritos. Me colocaron una silla cerca de la cocina para que entrara en calor.
Por señas y lo poco que entiendo, manteníamos todos escuetas conversaciones, mientras preparaban la cena. Un vecino se quedó a cenar con nosotros, me imagino que avisado por la familia, quienes les habrían dicho que había un huésped guiri. Un arroz, acompañado por un cocido de Yak con verduritas, me supo a gloria.
Con los 123Km que llevaba encima, estaba que me caía. Ellos se dieron cuenta y me prepararon la cama, indicándome que si quería podía dormir. Caí en un profundo sueño mientras escuchaba como conversaban entre ellos, sigilosamente para no despertarme.
A la noche, cuando tuve que salir a la calle para mear, pues el cuarto de baño es el campo, un cielo despejado, me deleitaba con el estrellato del que a solo esas alturas puedes apreciar tan increíble. Si no fuera por el frío que hacía, me hubiera quedado un largo rato disfrutando de semejante espectáculo.
A la mañana, holgazaneé un poco pues el sol no asoma hasta bien entrada la mañana y el frío para pedalear es bastante intenso. Tras un te con unos churros y un poco del yogurt de ese casero, de la leche de sus Yak, me puse en marcha.
Con una familia tibetana tan maja, a esas alturas, en el plató tibetano, era de obligado, sacar la bandera! Solo quería sacarla cuando hubiera culminado la parte en bici, pero este era verdaderamente un buen momento.
Tenía por delante unos 111Km para llegar a mi destino. Muy abrigado salí de la casa de esa familia tan hospitalaria. Pronto entré en calor, porque un nuevo puerto a 4.500m me estaba esperando. Se conoce que estaba bastante alto, porque no tardé mucho en subir ese puerto. Otro increíble valle hizo las delicias de mi vista y mis piernas (debido a la ausencia de subidas). Pero pronto vislumbré un pedazo de puerto, que hizo que me cagara encima. Aquí pensé que alguien me tendría que remolcar porque no me veía capaz de subir semejante cuesta y tan larga.
Aproveché para repostar unos cacahuetes y unas galletas, junto con una mandarina, para tener algo de fuel para afrontar semejante barbarie. Cuando no habría hecho ni la mitad de la subida, paré a descansar un poco y tomar unas fotos de las increíbles vistas del valle por el que había venido pedaleando.
Se veía todo lo que me quedaba y encima, seguía subiendo al dar la vuelta a la montaña! Menos mal que la música hace milagros y evita que te centres en el dolor de piernas, culo, fatiga y demás molestias.
Una vez arriba, como siempre, las vistas no dejan de asombrarte. Yo que pensaba que había terminado con los puertos!! Ja! Que iluso. Esta vez me puse a 4.712m! Creo que nuevo récord, ya he perdido la cuenta. Esperaba que por lo menos ya hubiera sido de 5.000m! Pero ahora ya si que no quería mas récords, estaba cansado de tanto puerto y me quedaban 80km todavía.
Una excelente bajada, a través de una zona estrecha, encajonada por las montañas que a ambos lados del camino se erguían, me llevó de nuevo a una ligera ascensión. Las fuerzas ya las tenía bastante minadas. A demás, no se si os pasará también, pero empezaba a sentir ese cansancio y sensación de derrota, típico del momento en que va a llegar el fin de algo, ya sean exámenes, fin de una carrera,… Lo que sea, ese momento de agotamiento, cuando ves próximo el fin!
Pues sintiéndome así, un nuevo puerto tuve que afrontar y con este un nuevo récord, 4.760m! y encima después de otros dos de mas de 4.500!
A demás las vistas a pesar de ser increíbles, no eran nada halagadoras, pues una masa montañosa se extendía ante mi! Ya no quería mas puertos. En menos de 60Km llevaba ya un ascenso acumulado de mas de 2.200m, lo cual es bastante y encima tirando del peso de las alforjas.
Pero por suerte, la carretera discurría entre las faldas de aquellas montañas, descendiendo ligeramente entre los valles generados por los ríos. Hasta que de pronto, llego a un valle surcado por un gran río. Efectivamente, era el Mekong! Y aunque parezca mentira, a esta altura, el agua del Mekong, no era marrong!!
A partir de aquí, increíbles 26Km ciclando a orillas del Mekong, 10 de los cuales fueron por un cañón precioso. No tan agresivo como el Tiger Leaping Gorge del Yangtzé, pero igualmente maravilloso.
Cuando por fin, vi el pueblo, mi destino y primer objetivo de este proyecto, las lágrimas se me salían y no pude contener de nuevo la llorera. Si tan solo tuviera que pasar por aquí, no hubiera soltado ni un mísero sollozo. El pueblo, es horroroso y en cima es súper grande, cosa que no me lo hubiera imaginado, siendo el último pueblo de una carretera. Pero el hecho de ser el final de una etapa, la culminación de un objetivo, con el que había soñado en repetidas ocasiones, hizo que una tremenda emoción se embargara de mi.
Ya había llegado a Itaca y efectivamente no me reportó nada, ya digo que no me gustó nada, pero, no me importó, porque lo realmente bonito de Zaduo (Itaca), ha sido el viaje, sus experiencias, sus gentes, sus paisajes, increíbles momentos, emociones,…
Estoy satisfecho y orgulloso a la par que emocionado y feliz!
“Gracias Avispa, te has portado como una campeona!!!”
lunes, 25 de octubre de 2010
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Ese Mantu, casi que nos dan ganas de llorar a nosotros tambien!!!
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