Salimos de Nanjian, dirección Dali, por una carretera secundaria y con la incertidumbre que nos crean este tipo de carreteras en China, pues una nueva empozada puede aparecer sin previo aviso, iniciamos el último día de pedaleo de Eneko.
Fue todo un acierto esta ruta, pues no solo el pavimento era estupendo, sino que al ciclar por la vega de un río, era todo bastante llano y con un paisaje maravilloso. A ambos lados se erguían increíbles montañas y a orillas del río los arrozales y pequeños huertos decoraban el paisaje.
Además, cual Calzada Real Soriana, tuvimos que dejar paso a un trashumante de cabras y vacas, pues este tramo había de hacerlo por esta carretera.
Todo parecía bonito, incluso el tiempo nos acompañaba, hasta que llegó un momento en el que no se intuía valle alguno y ante nosotros se alzaba una gran montaña. Efectivamente, no había valle alguno y comenzamos lo que termino siendo un fin de etapa coronando un puerto de unos 2.300m. Fueron unos 20Km de ascenso que para nada nos lo esperábamos, lo cual hizo que fuera un poco mas duro todavía.
Creemos que fue un regalo que le dio este viaje a Eneko, para despedirlo con su último puerto. Aceptamos no muy gustosamente esta ofrenda, pero la recompensa de la cima mereció la pena, 10Km de bajada!!
No entendemos chino, pero poco hace falta saber, para entender el dibujito de la foto, que tanta alegría nos genera. Que mejor lugar para la última foto de pedaleo de la pareja que en la coronación del último puerto de Eneko y con semejante cartel!
Llegamos a la antigua Dali, pueblo amurallado y muy turístico por que conserva la arquitectura tradicional de la cultura China de los Bai. El entorno donde se sitúa este pueblo es increíble. Está a unos 2.000m de altura, en la parte norte se elevan unas magníficas montañas de hasta 3.500m, con espectaculares cañones y cascadas. Y en la parte sur se encuentra el 7º lago mas grande de China, que se puede ver desde casi todas las calles con esta orientación.
Nada mas llegar allí, a ambos se nos pasó lo mismo por la cabeza: “si es como Port Aventura en las cercanías del Dragón Khan!”
Está todo como muy nuevo y muy preparado para el turisteo, especifiquemos, el turisteo chino. Esta el pueblo petao de guiris chinos, de vez en cuando si que ves algún típico “guiri”, pero muy pocos la verdad. El pueblo es brutal, es como la imagen que tenemos concebida de las casas chinas, además amurallado y con canales que atraviesan el pueblo de callejuelas empedradas. Pero lo tienen tan reformado, nuevo y con tanta tienda para el turisteo, que pierde un poco ese encanto.
Y de noche ya si que era Port aventura total, pero en plan bonito!
El hotelito que encontramos de casualidad, fue un acierto. Tiene un patio interior, con un estanquecito con carpas y un pequeño puente que lo cruza con un árbol en medio, todo en miniatura, que leda un notable toque de calma y tranquilidad. Además está fuera de la muralla, del jaleo turístico, que hace mas acogedora la estancia. Por no hablar de la habita, que está de lujo. De echo ahora que estoy solo, me he vuelto a instalar en la misma habita, aunque para uno solo sea un pelín “cara”(7€).
Nos quedamos un día para ver el pueblo, que debido a que hay comida rica y estaba lloviendo, no vimos casi nada y nos tiramos el día comiendo. Al día siguiente partimos para Kunmin, la capital de la provincia, para pasar unos días, hacer unas compras para las bicis, comer pizza y para que Eneko pillara el avión a Bangkok.
Yo (Mantu), aprovecharía para solicitar la extensión de la visa, pues en breves haríamos un mes que llegamos a China. Dejamos mi bici y las alforjas en Dali y vinimos a Kunmin en bus solo con la bici de Eneko.
Una vez en Kunmin, no podíamos pillar ni taxi ni autobús de línea porque teníamos la bici, con lo que tuvimos que patear un huevo hasta llegar a la guest house. Total, que entre pitos y flautas, llegamos sobre las 18:30, con lo que ese día no podría hacer lo del visado. Putada gorda, porque al día siguiente era domingo y estaba cerrado. Pregunté a la de la guest house y me dijo que efectivamente lo tendría que hacer el lunes y tardaría una semana.
Tras meditarlo con la almohada, a la mañana siguiente y muy a mi pesar me marcharía para Dali e intentar desde allí hacer lo del visado. Quedarme en Kunmin implicaba mínimo unos 7 u 8 días de retraso, cosa que con todo lo que me queda por hacer no me lo podía permitir (si quiero volver para la fecha prometida). De modo que tristemente y muy rápido por la mañana tras enterarnos que el último autobús salía a las 11:30, nos dirigimos a la estación.
Partí en el autobús, cabizbajo, pues me hubiera gustado pasar los 3 últimos días allí con Eneko y despedirnos debidamente cenando, comiendo y desayunando nuestras últimas PIZZAS!!
La vuelta fue una odisea y eso que iba en autobús. Lo que debían de ser 5h, se convirtieron en 8h 45min! No se porque se salió de la autopista y se empezó a meter por una carretera estrecha que subía un pedazo puerto de montaña, hasta que en un pueblo, carabanón y nos quedamos parados. Unas 3h estaríamos en aquella empozada, pero esta vez por lo menos sentadito en butaca y sin pedalear. El caso es que como no, la carretera estaba en obras!!
Finalmente llegué anocheciendo a Dali y con una tontera de cabeza de escándalo, pues los videoclips de música chinos y programas de risa en los que solo gritan con un agudísimo timbre de voz y encima no te enteras de nada, no hay quien los aguante. De echo a la ida, hacia Kunmin, tuvimos que poner mi calzoncillo pegado con esparadrapo al altavoz, porque aquello era insoportable.
Ah! Por cierto, el día en que salimos de Dali hacia Kunmin, al abrir la puerta de la habita me percaté de que la rueda trasera de la “Avispa”, estaba pinchada!! Como teníamos que pillar el autobús lo dejé para la vuelta. Al ser este pinchazo cuando todavía estábamos los dos, el resultado definitivo es: Eneko 3-2 Mantu.
Para las vistas menos audaces, tengo nuevo botellín, o botellero como diría Eneko (como me ponía de los nervios cada vez que decía BOTELLERO!), increíblemente a juego con la bici. No soy tan fricky de comprarme uno nuevo por el color. Me tenía que pillar uno nuevo, porque el último día en Dali, a la mañana, Eneko, todo dormido, pilló el botellín de mi bici pensando que era la suya y cuando gastó el agua, lo tiró a la basura porque no le gustaba y no lo necesitaba mas!
Parece ser que tenía que ocurrir para que la “avispa” estuviera maqueada del todo!, ya solo le falta volar y zumbar!
Como despedida a Eneko, una foto que representa lo mas característico en el durante este viaje. Lo que le costó quitarse la camiseta!! Jejeje
Eneko, como siempre, ha sido un placer ciclar junto a ti! Besarkada handi bat Txinatik.
Zein izango da urregoa??
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