lunes, 25 de octubre de 2010

32 la nieve

Después de una dura noche, prontito me puse a recoger la tienda y a montar el alforjeo, pues tenía que deshacer lo andado hasta el lago, mas lo que debía hacer para llegar a Serxú. Aquí me despediría de Nico, ya que el haría lo mismo, pero en tres días y no en dos como, me había propuesto yo, para poder hablar con la familia y María.



Curiosamente creíamos que estábamos en el lago, pero no! Estábamos a tan sólo 1Km de él, pero al ser de noche cuando llegamos y al ver mas tiendas montadas, supusimos que ya habíamos llegado. Total que me quedé sin ver el lago, ya que empezaba a nevar y quería ir al pueblo lo antes posible para comer algo y emprender la marcha a Serxú.


Llegué al pueblo empapado, pues la tormenta de nieve se puso peor, pero en el restaurante, aproveché a poner las botas guantes y calcetines cerca de la chimenea. Cuando ya hube terminado de ponerme las botas (a comer), pues no sabía si en algún punto de la etapa iba a poder comer, ahora si, me puse las botas y en marcha.


Al principio, la etapa fue muy tranquilita, los primeros 30Km. Pero luego, ya vi asomar el puerto que me había dicho Nico que venía. Había que subir a 4.600m y con la tormenta que había caído hacía unas horas, se veía arriba a lo lejos la carretera que discurría por el monte completamente nevado. Daba miedo mirar para arriba y ver lo que me esperaba. Para empezar bien la ascensión, un perro tibetano me animó a comenzar a toda pastilla. Me siguió como 500m y eso si que daba miedo. Los perros tibetanos son enormes, son como una mezcla fiera entre mastín y rodwailer, los usan para que defiendan al ganado y a algún que otro ciclista, porque al resto no les hacen ni caso (ya sean motos, carros, caminantes,…).


Cuando habría hecho unos 3Km de duro ascenso vertical, una nevada empezó a caer, cundo la carretera, para colmo desaparece y da paso a una pista pedregosa embarrada. No se si sería que llevaba mas de una semana pedaleando por puertos del copón y sin descansar ni un día, o que la subida era realmente dura o el frío no dejaba calentar los músculos, pero me estaba costando horrores subir aquel puerto.


No pasaban casi vehículos, pero cada vez que pasaba algún camión o pik up, me entraban unas ganas terribles de decirles que me subieran. Pero decidí dejar que ellos se apiadasen de alguien que estaba subiendo aquella barbaridad y nevando.


Tras una hora de durísimo ascenso, llegué a la cima y agradecí que nadie se hubiera apiadado, ya que la satisfacción de hacer aquel puerto del tirón y bajo esas duras condiciones era inigualable.



La bajada no fue menos. La carretera estaba destrozada, con lo que con un frío del carajo y casi sin frenos, tardé otro tanto en llegar a bajo. El barrizal que por momentos tenía que atravesar, me hacía recordar a las empozadas vividas con Eneko, pero esta vez sumándole frío, nieve, altitud y soledad.


Una vez llegado abajo, entré de nuevo a una extensa llanura típica del plató tibetano donde solo te acompañan los Yak y alguna carpa de los ganaderos. Pasé cerca de un pueblecito situado en la ladera de una montaña, donde solo parecían habitar monjes. Creo que era un complejo de monjes budistas, que habían encontrado aquel lugar ideal para sus meditaciones.


Al de poco de dejar este pueblo, me encontré con una Polaca que iba también en bici. Curiosamente iba a ese pueblo, que le habían dicho que alojaban a los turistas que se pasaran. Estaba un mes de vacaciones por estos lares y como íbamos en direcciones opuestas intercambiamos información brevemente, ya que hacía bastante frío y viento.



La Polaca me comentó que tendría otro puerto en unos 30Km y que justo antes de la ascensión tendría un pequeño establecimiento donde comer algo. De lo malo malo, parecía que iba a poder reponer algo antes de empezar a subir.


Ya llevaría como 30km y no había visto ningún establecimiento, tan solo algún pequeño pueblo. Serían las 16:00 y empecé la ascensión, cuando una pequeña furgoneta, que venía en sentido contrario, para y me pita. Paré y al mirar para atrás, vi que un guiri asomaba la cabeza. Retrocedí para saludarle y curiosamente eran un grupo de tres ciclistas, que viendo las subidas que les esperaban y el mal tiempo que estaba entrando, decidieron avanzar en auto. Al preguntarles por algún establecimiento donde tomar algo, me dijeron que nada hasta después del paso.


El paso anterior me había dejado bastante roto y no me apetecía nada enfrentarme a otro sin comer nada, pero bueno, es lo que tocaba. Al de poco, comienzo a ver que a lo lejos una cortina de nieve o lluvia acechaba. Efectivamente, era nieve y todavía no habría hecho ni la mitad del ascenso.


Por suerte un camión me paró y se ofreció para llevarme. Esta vez gratamente accedí a ello pues la cosa se ponía muy fea. Metimos la bici y las alforjas en la parte trasera y me dijeron que entrara con ellos en la cabina. Menos mal que me recogieron, porque la cosa se puso muy fea y no había ningún sitio donde refugiarse.


Por suerte iban a Yusú, donde en unos días yo llegaría. Serxú, que es donde quedé con Nico que le esperaría, pues el de aquí marcharía para su casa en Chengdu, pillaba de camino. De modo que viendo como estaba la cosa, les dije que me llevaran hasta allí.


La verdad es que al principio fue gracioso el tema del camión, con la música china que llevaban tipo la macarena, a todo volumen y cantando. Digo al principio, porque el estado de la carretera hacía que el traqueteo fuera continuo y los tremendos botes hacían que estuviera intranquilo por el estado de la avispa.


Por el camino recogimos también a un par de camioneros que se habían quedado tirados. Nuestro camión tampoco es que fuera ninguna maravilla, con lo que cada rato se tenían que parar a hacerle alguna historia.


Ni sé cuantas horas pude estar en aquel camión hasta llegar a Serxú, entre para, para arreglar no se qué, para a arreglar el camión de los otros, ir despacio por los baches,… y encima de noche, ya que anocheció al de nada de montarme, no sé ni como fue el paisaje.


Una vez en Serxú, me quedé a dormir en el mismo sitio donde se quedaron ellos. Un tugurio de mala muerte, pero de lo cansado que estaba hasta me dio exactamente igual, caí rendido.


A la mañana siguiente, nada mas levantarme, me fui a buscar otro alojamiento donde esperarle a Nico y a buscar Internet. Creía que el sitio debía ser turístico, pero nada mas lejos de la realidad. No encontré nada decente y menos Internet. Para colmo me sentí un poco agobiado, ya que fuera a donde fuera, manadas de chinos se paraban a mirarme, toquetear todo, seguirme a todas partes,… El ambiente de aquel pueblo no me gustaba nada, no me sentía a gusto y no había Internet, con lo que un poco tarde, pero decidí ir tirando para Yuxú.


Ah! Por cierto, el traqueteo debió ser tal, que la parrilla delantera se rompió por el punto de soldadura derecho, el último, con lo que nuevamente me soldaron la parrilla. Esta vez no hay foto porque me lo hicieron sin tener que bajarme de la bici y a demás ya habéis visto varias fotos.


Con un disgusto de la leche me marché de aquel pueblo que me trajo muy malas vibraciones. Para colmo, nada mas salir, lo primero que tuve que hacer fue quitarme la ropa ya que un puertecito me estaba esperando. Por suerte solo fueron 25min de subida y entré de nuevo en un plató increíble, aunque eso si con un frío que me cortaba la cara!



Serían como las 11 de la mañana y el sol no terminaba de asomar. Las manos ya no las sentía. Al pararme para calentármelas con el aliento, oigo que me llaman desde el otro lado de la carretera. Se trataba de una tibetana ganadera, que me llamaba desde su tienda. Me hacía señas como de ir allí a poner las manos al fuego. Encantado, dejé la bici tirada en la cuneta y me dirigí hacia la tienda.


No os podéis hacer a la idea de lo a gustito que se está dentro de esas tiendas. No tienen mas que una especie de cocina de leña, unas colchas con unas mantas, unas sillas y unas pequeñas estanterías donde dejar los cacharros. Pude comprobar, que efectivamente, la mierda de Yak la usan como combustible. Tomé un poco de te de leche de Yak y esta vez no tenía manteca, con lo que hasta repetí de lo bueno que estaba. Cuando ya hube entrado en calor, agradecí la hospitalidad y me puse en marcha, ya que no sabía donde terminaría ese día, pues hasta Yusú, había como 160Km y con algún puerto mas.


Tras una interminable recta, pero en la que el viento a favor me acompañó, llegué a un pueblo fantástico, lleno de monjes. Se trataba de Serxú Temple. Era otro gran complejo budista donde numerosos estudiantes recibían lecciones y se alojaban allí. Por suerte en ese maravilloso sitio, había un recinto donde te servían comida. Sin saber que es lo que me vendría por delante, me puse morado y comí una de las mejores carnes de Yak que he probado.


Con el estómago bien lleno, me encaminé por unas maravillosas praderas, que a pesar de no estar iluminadas por el sol, seguían conservando algo mágico, que solo aquí en este plató lo puedes sentir. Ciclaba a orillas de un riachuelo, que aún haciendo un frío de tres pares, hacía las delicias de los Yak. Incluso pensé que igual serían aguas termales, ya que los animalitos parecían estar muy a gustito.


Comencé una ligera ascensión, muy poco pronunciada, pero con intenso viento en contra que no me dejaba pedalear a gusto. De echo, casi no era subida, pero de lo fuerte que soplaba el viento, tenía que ir en catalina pequeña, qué desesperación!


El caso es que ese entorno no me estaba dando muy buenas sensaciones, notaba como que una subida estaba al acecho, pero pensaba que serían tonterías mías. Pero mi inconsciente, no estaba equivocado, a la salida de un giro, vi como ante mí se alzaba una larga ascensión. No era muy alta, pero la ausencia de zig-zag hacía que se viera muy dura aquella subida.


El viento en contra hacía incluso mas dura la ascensión, e incluso en carretera asfaltada, tuve que poner el 1-2, es decir, catalina pequeña y el segundo piñón, casi el mas blando de todos.


Por fin y muy a duras penas, llegué a lo alto de aquel puerto, que en realidad, no era tanto, pero me costó lo suyo. Supuestamente el último puerto que subiría en este proyecto (a 4.700m que no es tontería)!!


Parece ser que el destino quería despedirme de los puertos merecidamente y me brindó una preciosa estampa. Ya os he comentado, que en Tíbet, los pasos de alta montaña, están llenos de banderas y papeles, que son textos religiosos, que lanzan al aire tras unas palabras y seguido de un grito, para que les traiga suerte en el viaje y por estar lo mas cerca de Buda (por la altura). Pues el caso es que, mientras paraba un rato para contemplar las vistas, llegaron unos motoristas y un monje y pude contemplar el ritual!! Muy emocionante, poder ver y sentir cómo lo viven.


Mereció la pena el sufrimiento solo por este momento!


Bueno y para recompensa, la pedazo de bajada con unas excelentes vistas de los montes nevados al fondo, acompañado por el ocre del pasto de las laderas.


Increíble fue la bajada, menos mal que no iba al revés, por que subir por aquella bajada, tiene que joder lo suyo! Tardé bastante en bajar y una vez hecho la parte mas empinada, por suerte se seguía descendiendo a orillas del río y por una carretera muy buena. Nuevamente me parecía estar pedaleando por una de esas carreteras del anuncio de BMW y encima no circulaba ningún coche. Era toda para mi!


“Te Gusta Pedalear?”


Esa carretera, finalmente me condujo hasta el pueblo que, en el mapa, había visto como grande para poder haber algún alojamiento. Efectivamente, había alojamiento, pero bastante cutre y a demás sin ducha, ni comunal ni nada, no había duchas en el pueblo. Llevaba mas de 10 días sin ducharme, con lo que me apetecía duchita. Viendo que hasta Yusú, solo quedaban 50Km, aunque ya llevaba 100, pero todavía había luz, me aventuré hacia allá. La verdad es que eran mas las ganas de hablar con María, que la ducha, lo que hizo que sacara fuerzas para tirar otros 50Km.


Los primeros 25Km los hice en un Santiamén, ya que era un ligero descenso siguiendo el curso de un río. Luego se acabó lo bueno y seguí el curso de otro río, pero esta vez el río bajaba y yo subía. Anocheciendo y a falta de 12Km un viento empezó a soplar en mi contra, vislumbrando al fondo cómo una tormenta se dirigía hacia mi.


En un cobertizo paré rápidamente en cuanto las primeras gotas empezaron a azotarme. Allí, con un frío que me impedía mover los dedos, a duras penas conseguí ponerme el forro polar, el chubasquero y los pantacas de agua. Como llevaba desde las 13:30 sin comer nada y serían las 19:30, me terminé las últimas galletas y chocolatina, para afrontar los últimos kilómetros.


Comenzó a llover tanto, que aproveché las bolsas de plástico para ponérmelos sobre las botas y otras que tenía por las alforjas para ponérmelas en las manos de todo lo que tiraba.


De noche y lloviendo como llovía, confiaba en que alguien me parara, estaba cantado! Pero no!! Incluso comenzó a nevar y no me paraba ni chus! Para colmo el frontal empezaba a hacer extraños, se estaba quedando sin pilas! Por suerte un alma candida se apiadó de mi, no tenía sitio para meterme en su todo terreno, pero si hubiera tenido una pik up, este tipo me hubiera llevado. El caso es que este tipo, se vino hasta Yusú detrás de mí alumbrándome el camino y para que el resto de vehículos me vieran!


Un invento lo de las bolsas de plástico, porque ni pies ni manos tenía mojadas! Una vez en el pueblo este, que supuestamente es turístico. De echo tenía unos cuantos sitios apuntados y una foto que saqué a una guía para cuando llegara aquí! Pues imposible encontrar sitio para dormir. Estaba todo como muy raro, mucha policía, mogollón de carpas por todos lados, la calle súper bacheada,… Pensé que al ser de noche, no encontraba bien las cosas. Vi un cartel de hotel, con lo que allí fui a preguntar. Tenían ducha, pero me pedían un dineral, para ser China. Pregunte en 2 sitios mas que conseguí ver y también eran caros, menos, pero sin ducha.


Total que como me apetecía un montón ducharme, pague lo que me pidieron en el primero y le quedé como el rey! Mereció la pena por una duchita. Salí a ver si me daban algo de cenar, porque ya era un poco tarde y cerquita me dieron unos noodels buenísimos. Pero lo de Internet tenía pinta de estar muy complicado.


A la mañana siguiente me fui a buscar otro establecimiento, algo mas barato pero sin ducha. Me recorrí el pueblo para ver si encontraba Internet o algo en plan turístico. El caso es que viendo la foto de la guía, estaba en la calle principal donde se suponía estaba todo el meollo. Pero allí solo había carpas, edificios derruidos, policía por todos lados, ruido de generadores, puestos de socorro ambulantes,… De repente me doy cuenta! Coño! Si estoy en Yusú! Donde hacía un par de semanas me habían dicho que aquí en Mayo hubo un terremoto tremendo. Así que todo encajaba.


Ese día me lo pasé intentando encontrar Internet y finalmente a las 20:30, unas chicas me dicen que las siga. Entre edificios derruidos, llegamos a una explanada donde había un montón de carpas. Entramos en una de ellas y me cago en la mar!! Mogollón de ordenadores con butacas que se te va la olla! Pero vamos, como para saber que ahí dentro habría semejante ciber!!


El caso es que por fin con Internet, me quedé un par de días reposando y escribiendo todo lo que os he contado de los últimos 12 días mas o menos. Por eso igual no ha estado a todo detalle, pero después de las palizas, lo último que me apetecía era escribir.


Para que os hagáis una idea de cómo está el pueblo, en esas carpas estaba el ciber, donde supuestamente antes había un edificio.



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