A la mañana, prontito, empezamos a organizar todo el peso del material que teníamos para sobrevivir unos días en el río, por si acaso no nos encontrábamos con ningún asentamiento a orillas del Mekong.
En la primera inflada de la piragua, al soltar el tubo del inflador, de la válvula , todo el aire se salió de golpe. En la de Martino ocurría lo mismo. En la tienda, pregunté para qué servía una de las herramientas y me hicieron un gesto como de abrir y cerrar la válvula. Con lo que deduje que sería para permitir o no que el aire saliera de la piragua. Giré la válvula con ese aparato y al soltar de nuevo el inflador, todo el aire se salió de nuevo. Así varias veces probamos Martino y yo sin ningún éxito.
Tras unos cuantos minutos y una sudada de escándalo por darle a la bombita de inflado, ni sé cuantas veces, se me ocurrió girar un pitorrito pequeño que había en la válvula y tate, eso era lo que impedía que el aire no volviera a salir! Tras inflar las piraguas y comprobar que el equipaje entraba, tratamos de llevar primero mi piragua, que era la biplaza y llevaba la mayor parte de la comida y el bidón de 20L de agua!
En cuanto intentamos levantarla para llevarla inflada al río, no fuimos capaces de levantarla de lo que pesaba. De modo que quitamos las alforjas y la llevamos sólo con la garrafa de 20L. Aún así nos costó lo suyo hacer los escasos 500m que habría hasta el río. Volvimos a por la suya y casi estábamos listos para zarpar.
Una vez inflada la piragua, le puse los correspondientes logotipos y el nudo chino que me regaló la novia de Nico en Chengdu, ya que dijo que daba suerte y la verdad es que falta nos iba a hacer. Para culminar con este bautizo improvisado, sólo hacía falta un nombre para la piragua. Ya que la bici tenía nombre de animal, la “Avispa”, esta debería también tener uno de animal, de modo que terminé bautizando al kayak como “Tritón”. Tenía que ser un nombre que sonara fuerte, ya que al ser inflable, por lo menos en algún aspecto, tuviera algo fuerte.
Una vez en el río y todavía sin chaleco salvavidas, nos dirigimos a una agencia que hace unos mini tours por el Mekong de unos 35Km. Nosotros dejamos las piraguas en este tramo del río precisamente para ir a esta agencia y que nos vendieran un par de chalecos salvavidas usados. Por menos de 8 euros ya teníamos los dos chalecos y emocionados nos metimos al río ante la atenta mirada de los transeúntes que caminaban por el paseo que discurre a orillas del río.
Con una emoción increíble nos embarcamos en el Mekong, con una piragua inflable cada uno y sin saber que nos esperaba por delante. Al principio la corriente era bastante suave y nos costó un poco entrar en la nueva dinámica remera. Pronto entramos en unas aguas un tanto mas moviditas, lo cual hacía que avanzáramos mas rápido. En esta zona, una zodiac de estas raras que hace excursiones por el río se puso cerca de Martino y las chinas que iban arriba, le empezaron a tirar agua en plan bromas. Después me pasaron a toda pastilla y entramos en una zona de rápidos.
Nos lo estábamos pasando teta, viendo que las piraguas se comportaban correctamente y disfrutando de la emoción. En este tramo, vi que la zodiac que nos había pasado, daba la vuelta y se aproximó donde nosotros. En este momento estábamos pasando una zona algo mas fuerte, bastante cerca uno del otro, cuando de repente, veo que Martino empieza a girar. Miro hacia atrás y veo como un remolino, literalmente se lo está tragando poniéndole la piragua en vertical . El ligero grito de Martino y la cara de susto, no se me olvidarán jamás! Fueron tan sólo décimas de segundo, pero menudo susto que nos llevamos y sobre todo Martino!
La piragua volcó y salieron ambos del remolino sin mayor complicación. Menos mal que consiguió agarrar las alforjas antes de que terminara de volcar, porque sino hubiera sido un gran problema. Menos mal también que el tipo de la zodiac ya se imaginaba algo y en un segundo estaba donde Martino y le recogieron las alforjas y le ayudaron a incorporarse.
Como no tenía sujeto nada de lo que llevaba, a los enganches de la piragua, perdimos los aparejos de pesca, la fruta, los zumos que habíamos pillado para rellenarlos con el agua de la garrafa de 20L, para que fuera mas manejable beber agua, la sal y alguna otra cosa mas. Por suerte no perdió ni las zapatillas ni las alforjas. Eso si, todavía a día de hoy, que ya han pasado 4 días, está secando el saco y la ropa!
Después de este susto, nos aproximamos a la orilla para vaciar el agua de su piragua y esperar a que nos trajeran las alforjas los de la zodiac.
Una vez recuperadas las alforjas y aprendida la lección, Martino ató todo perfectamente a la piragua y nos pusimos de nuevo en marcha, ahora muy atentos y en tensión cada vez que venía una zona de aguas un poco más rápidas.
Los rápidos, sinceramente, no eran nada del otro mundo, súper tranquilos y supuestamente sencillos. Lo que ocurre es que es tal la cantidad de agua que lleva el río que la fuerza que tienen las corrientes es increíble y en cuanto se juntan dos corrientes opuestas se forman unos remolinos que tienen mucha fuerza.
De pequeño siempre tenía miedo de los remolinos, no sé porqué, me imagino que por los dibujos de algún tebeo o cuentos, o yo que sé, el caso es que creo que a muchos niños también se les atemoriza un poco con el tema de los remolinos, para que tengan respeto al agua. Bueno, el caso es que nunca he visto un remolino de esos y siempre he pensado que era un temor fundado y que no existe. Pero desde este día sé que existen y que te puedes llevar un susto del copón y si no que se lo pregunten a Martino!
Primer día y ya habíamos perdido comida, habíamos tenido un buen susto y el italiano tenía toda su ropa empapada y por si fuera poco habíamos perdido nuestra única esperanza de obtener comida, en caso de escasear la que llevábamos, el equipo básico de pesca a base de pita, anzuelos y un poco de cebo.
Supuestamente teníamos 35Km hasta el único pueblo, que según el mapa íbamos a tener en los siguientes 150Km. Para nuestra sorpresa, en unas 3 horas, ya estábamos en ese pueblo! Eso quería decir que avanzábamos a unos 10Km por hora mas o menos, lo cual nos alegró bastante. También hay que decir que la corriente era bastante fuerte, pareja a la tensión que llevábamos, después de lo sucedido.
Tuvimos mucha suerte para “aparcar”, ya que encontramos una rampa propicia para ello, que parecía estar en desuso, cerca de donde desembarcaba un trasbordador que cruzaba gente y vehículos a ambas orillas.
Aprovechamos para comer un poco de arroz con patatas y tomate en un puestecito para no gastar de nuestras provisiones y proseguimos la marcha un par de horas mas antes de que anocheciera. Siento no poder mostrar fotos de esta parte, que a pesar de ser muy bonita, no era lo suficiente como para arriesgarme a perder de vista el río. La fuerza de la corriente, la inexperiencia y el susto que nos pegamos hizo que en los 2 primeros días, no sacara muchas fotos.
Familia, María, amigos y demás seres queridos, podéis estar tranquilos, que si he subido al blog estas líneas es porque hemos pasado airosos el pequeño tramo de aguas un poco mas rápidas que al principio íbamos a encontrar. De modo que a partir de ahora estamos en aguas mas calmadas hasta la desembocadura. Lo cual quiere decir, que podéis estar tranquilos, esto supone que avanzamos mas lentos, pero mas seguros!
En cuanto empezó a atardecer, empezamos a estar pendientes de la orilla para encontrar un buen sitio donde acampar. Esto requiere agudizar la vista, ya que si no vemos el sitio propicio con suficiente antelación como para maniobrar a tiempo, puede ocurrir que la corriente haga que nos pasemos el sitio. Después de inspeccionar un par de sitios, nos decantamos por el tercero. Un pequeño hueco de arena rodeado de unas rocas a orillas del río, con suficiente sitio como para montar las dos tiendas. Amarramos las dos piraguas, cada uno en un sitio diferente y después de montar las tiendas nos pusimos a cocinar pasta.
Como buen Italiano que es, cedí a Martino el puesto de cocinero, para que me deleitara con unos espagueti a la boloñesa, sin sal y sin carne, pero con un sucedáneo de salchichón y tomate tipo Ketchup. La verdad es que entraron que te cagas!
Tras dormir como niños, preparamos la peor de las comidas que hacemos, el desayuno. Consiste en hervir agua, echarle unos polvos de leche y copos de avena y la especie de papilla que queda metértela para adentro. Está malísimo, pero la avena da mucho power, de modo que hay que tragar!
Preparar unos sándwiches a base de una especie de jamón serrano, que está que te cagas, para tomar a media mañana y un poco de mantequilla de cacahuete para recuperar azúcares, recoger las cosas y montarlas en la piragua para comenzar una nueva etapa.
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